El cine finlandés está en un momento de auge cuando hace unos pocos años era una cinematografía totalmente desconocida en nuestro país hasta que empezamos a descubrirla gracias, entre otros, a los hermanos Aki y Mika Kaurismaki. La última muestra que nos llega desde allí es 'Compartimento nº 6,' un drama dirigido por Juho Kuosmanen y protagonizado por la actriz local Seidi Haarla y el ruso Yuriy Borisov quienes dan vida a dos personajes menos opuestos de lo que aparentan. El filme tiene formato de 'road movie' (película de carretera), aunque la mayoría del metraje transcurre en un tren y suena en varias ocasiones el oportuno 'Voyage voyage' de Desireless.

Ella interpreta a Laura, una estudiante finlandesa de arqueología que se ha establecido en Moscú para seguir con su carrera y se ha enamorado de su casera, Irina. Con ella piensa hacer realidad su sueño y viajar hasta la ciudad portuaria de Múrmansk para ver los petroglifos, unas antiguas pinturas rupestres, ya que piensa que conocer el pasado es la mejor manera de entender el presente. Pero su amante renuncia a acompañarla y decide irse sola a esa fría provincia. En el tren conocerá a Ljoha, un joven obrero ruso que viaja hasta allí para trabajar en unas minas. Él resulta brusco y algo desagradable pero, poco a poco, descubrirán que tienen más en común de lo que creen. Su director nos explica las anécdotas que rodean al filme, ganador del Premio del Jurado en Cannes y escogido por Finlandia para representarla en los Oscar. 

-El origen. “Descubrí la novela porque mi mujer la estaba leyendo cuando se publicó en el 2010. Miré la contraportada y le pregunté si sería posible hacer una adaptación cinematográfica y ella me dijo que era una historia interesante. Pero el texto se expandía en muchas direcciones diferentes. Cuando terminé el libro, sentí que era demasiado difícil de adaptar. Con el paso del tiempo y mi corta memoria me olvidé de la mayor parte del libro y empecé a sentir de nuevo la posibilidad. La releí y confirmé que era imposible”.

-El encuentro. “Todo cambió cuando conocí a la autora del libro, Rosa Liksom, en un evento y hablamos de una posible adaptación. Le conté mis pensamientos y dudas y me dijo que era libre de hacer lo que quisiera con el libro. Y así lo hicimos, así que la película final está más inspirada que basada en la novela original”.

-Los cambios. “Tras la búsqueda de localizaciones y el casting todo cambió de nuevo. Nos alejamos mucho del texto. Cambiamos la ruta, la década y con ello, el país cambió de la URSS de los 80 a la Rusia de los 90, cambiamos la edad del personaje masculino e incluso su nombre, de Vadim a Ljoha, que era como se llamaba un loco que conocimos en el tren durante la búsqueda de localizaciones, así que nos pareció adecuado. Cambiamos tantas cosas que ya no es cuestión de lo que se cambió”.

-¿Y el tren? “Tomé la decisión de no mostrar en ningún momento la locomotora ni el tren entero para que el espectador centrara su atención en el interior y en los personajes. Sin embargo, rodamos en trenes rusos en movimiento que utilizábamos en vías locales según lo permitían los horarios”.

-Rodando en un tren auténtico. “La decisión de filmar en un tren nos planteó un importante desafío. El sonido se grabó con micrófonos ocultos, el equipo era mínimo, todo era terriblemente lento, nos faltaba oxígeno en estos espacios reducidos y olía muy mal. Pero al final de cada día acababa agradecido con cada uno de los miembros del equipo por poder dar vida a este proyecto de una manera tan íntima. En esas imágenes creo que hay vida real".

-En la piel de una mujer. “No necesito identificarme con mis personajes, pero sí entender cómo se sienten. Los personajes nacen en el terreno común del entendimiento entre el director y los actores. En este caso puse más mis cosas personales en el personaje de Laura, pero no pensaba en su género porque la película no trata de ser una mujer, sino de ser un ser humano. Ser hombre o mujer es solo uno de los posibles roles que podemos adoptar, pero en esta película intento mirar más allá. Me interesa ese terreno oculto que se esconde detrás de nuestra imagen pública. En el clímax de la película estos personajes se liberan de estos roles de adultos, vuelven a ser como niños, libres”.

-La intemporalidad. “Al igual que mi anterior película, 'El día más feliz en la vida de Olli Mäki', tiene un carácter atemporal. El escritor Michael Chabon decía que la nostalgia es la experiencia emocional momentánea de tener lo que se ha perdido o nunca se ha tenido, de ver gente que no se ha visto, de tomar un café en locales históricos que ya no existen. Este es el sentimiento que te invade cuando una belleza menor del mundo desaparecido se restaura por un tiempo. Siempre he dicho que no soy nostálgico, pero ese es más o menos el núcleo emocional de mis películas".

-Los contrabandistas. “El equipo tuvo que sacar de contrabando algunos de los negativos fuera de Rusia para revelarlos, ya que se filmaron en la oscuridad y requerían un proceso especial. Como el desarrollo no fue posible en Rusia debido a la pandemia y la ley no permite transportar negativos de película fuera del país, tuvimos que recurrir al contrabando en la frontera entre Finlandia y Rusia”.

-Los petroglifos. “Estas pinturas rupestres que tienen más de 10.000 años son marcas perdurables del pasado. Laura cree que al verlos puede entrar en contacto con algo permanente. Pero los petroglifos son solo piedras frías, no se puede sentir ninguna conexión a través de ellos. Y también representan el miedo a la muerte. No queremos desaparecer para siempre, queremos ser recordados. La gente hace estatuas y tallas locas para dejar una marca en el mundo como prueba de que han existido. Esta película es mi petroglifo. Espero que permanezca mucho tiempo después de que me haya ido. Tal vez solo para decir que estuvimos allí, que rodamos esas escenas, que estuvimos vivos y nos divertimos mucho”.