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Cine

Carla Simón, directora de 'Romería': "Este filme no es un ajuste de cuentas, sino una reparación con mi memoria»

'Romería' será seguramente uno de los fenómenos cinematográficos del año. Tras su paso por Cannes, ayer se preestrenaba en Vigo de donde era el padre de la directora, Carla Simón. Esta explica que el filme es un viaje hacia la memoria de sus padres fallecidos por la heroína y el sida en los 80. Sus palabras, como su cine, son luz en un periodo histórico de color que ha quedado oscurecido

Carla Simón, ayer en el puerto de Vigo.

Carla Simón, ayer en el puerto de Vigo. / Jose Lores

Mar Mato

Vigo

—Usted ha señalado que el cine es un acto político. ¿Qué intención política tenía con este largometraje?

La historia de mis padres no era solo la historia de ellos, sino la de toda una generación. Empecé a preguntarme qué pasaba con la memoria de esta generación, que fue la que rompió con todos los valores conservadores de la sociedad española, franquista y católica, la que propuso unas ideas más abiertas, más progresistas, más libres. Sentía que no se estaba hablando mucho de ellos. Creo que el motivo es el dolor que sienten esas familias por estas pérdidas, el estigma que tiene la heroína y el sida. Quería recuperarlos y ponerlos en valor. Son la memoria histórica de este país.

—En 'Verano 1993' y en 'Romería' está patente el estigma. En su caso, ¿cómo lo ha vivido?

Cuando como cineasta tienes una mirada sobre algo concreto es imposible que no se traslade a la pantalla. Mi mirada sobre la historia de mis padres es sin juzgarlos. La lanzo desde la comprensión, desde la aceptación. Fue una putada lo que les pasó. Encontrar el tono justo para recrear todo eso requirió mucho diálogo con el equipo. Tenía que quedar algo que no juzgara pero que tampoco idealizara. No todo fue marvilloso pero fue una época muy bonita también. Había algo muy lúdico en esa manera de vivir el momento, que no se ha repetido. Yo en mi juventud siempre pensé en el futuro, en formarme. Mis padres y su generación vivían mucho el presente: un día estaban con unos colegas, después se encontraban a otro y se iban con él, terminaban cogiendo un tren y yendo a no sé dónde, les daban un trabajo y se quedaban viviendo tres meses allí...

—Yo preguntaba sobre cómo vivió usted el estigma.

Vale, vale. Yo supe que mis padres habían muerto de sida a los 12 años; fue cuando me lo contaron. Es una edad muy permeable. Si te lo cuentan sin juicio, sin dolor y con aceptación como hizo mi familia tú lo recibes así. Fue justo el año que empezaba el instituto. A mí me ayudó mucho entender que era una cosa generacional, que no fueron solo mis padres. La droga entró y se llevó a mucha gente; el sida también. Entenderlo desde ahí me ayudó.

—¿Por qué Romería de nombre?

Lo puse desde el primer momento. Se asocia con una idea de viaje místico. El significado es una peregrinación hacia una virgen. En la película es una peregrinación hacia la historia que la protagonista no tiene. Después ya me di cuenta que aquí romería tiene otro significado, el de las fiestas de pueblo que en mis películas siempre me gusta meter. Me pareció bonito que tuviera las dos caras.

—¿Sin misterio no hay cine?

El cine es ir descubriendo las cosas. A mí me parece muy interesante ese juego con el espectador, de irle contando poco a poco las cosas para que vaya atando cabos y entendiendo. Yo siempre pienso que el cine se parece mucho a como un niño mira el mundo. No puede entenderlo todo desde un principio y a medida que crece entiende más cosas. A medida que avanza la peli el espectador va entendiendo más. El misterio es algo muy cinematográfico.

—Rodar con un perro es complicado pero con un gato... ¿Qué simbología tiene?

Un gato es muy difícil. No es una superidea, la verdad. Me gustan mucho los gatos pero les tengo alergia. No me podía acercar al gato del rodaje. Lo incluí porque mis padres tenían un gato que se llamaba Fernández. En las cartas de mi madre [que salen en la película como un diario] hablan de él. A medida que se fue puliendo la película se fueron quitando comentarios sobre el gato pero se ve.

—¿Por qué la obsesión suya y de la protagonista en buscar dónde vivían sus padres?

Intentar buscar los lugares donde estuvieron al final produce cierta frustración. Puede ser que vivieran ahí o no; nunca lo vas a saber seguro. Para mí ha sido una manera de conectarme con ellos muy fuerte; tener la sensación de que estoy transitando por los mismos sitios por donde ellos pasaron.

—La secuencia onírica es muy poderosa. 

Este es un filme sobre la memoria. La protagonista realiza un viaje recogiendo recuerdos de otros, de toda la gente que le va contando cosas hasta que se da cuenta de que las piezas de ese puzzle no encajan y que la memoria es muy selectiva, muy subjetiva y que cada uno te cuenta lo que quiere o cómo lo recuerda. Los recuerdos son poco fiables, porque cada uno los recuerda distinto. ¿Por qué no inventar ese relato? Es reivindicar el poder de la imaginación. Cuando la peli está acabando empieza otra... Ella imagina y se queda en paz con la historia de sus padres.

—Algunos espectadores se plantean si es un ajuste de cuentas con su familia paterna de Vigo...

No, no; no es un ajuste de cuentas. Yo no hago esta película para sacarles nada. Para mí es un proceso de reparación con mi memoria y ojalá con la de todos que han sentido mucho dolor por esas pérdidas en esos años. Mi reto y voluntad era hacer la película desde la empatía con ese dolor.

—¿El cine le ha ayudado a cerrar heridas?

La herida , para mí, está cerrada desde hace años. Claro, depende de qué herida hables. La historia de mis padres la tengo aceptada. No podría haber hecho estas películas si la tuviera abierta. Yo siento curiosidad hacia mi familia paterna pero yo me crié en otra familia llena de amor y no me ha faltado de nada pero siento que la película nace de mi frustración de no poder entender la historia de mis padres. Me provoca frustración no saber la verdad. La peli ha sido muy reparadora pero siento que esta búsqueda no va a acabar nunca.

—¿Con ‘Romería’ ha cambiado el significado de Galicia y Vigo para usted?

Yo creo que ha crecido mi sentimiento de pertenecer. De que hay algo de mí que viene de aquí. Al haber pasado tanto tiempo aquí haciendo la peli de repente ya te lo sientes más de un lugar que siento muy mío ya tanto la ría, como Vigo. A la vez fue muy bonito rodar aquí porque sí que tengo esta conexión mágica con esos lugares en los que estuvieron mis padres.

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