'Madres verdaderas': los recovecos de la maternidad

Títulos como ‘Shara’ (2003) y ‘El bosque del luto’ (2007) convirtieron a Naomi Kawase en autora de referencia, pero ese estatus ha sido puesto en tela de juicio por la tendencia al melodrama sensiblero y el amaneramiento visual que la japonesa ha mostrado en sus trabajos más recientes. Afortunadamente, su nueva película no recurre a ninguno de esos trucos. En ella Kawase explora uno de sus asuntos de cabecera, la maternidad, y lo hace a través de la peripecia de un matrimonio que, tras adoptar a un bebé años atrás, se ven enfrentados a un dilema ético cuando la madre biológica del pequeño hace acto de presencia para exigir sus derechos.

Es cierto que ‘Madres verdaderas’ aqueja cierta desesperación por ser muchas películas distintas a la vez y eso hace que transite sin verdadera fluidez entre géneros dispares como el drama conyugal, el romance adolescente, la crónica social y el ‘thriller’ criminal; en el proceso, además, estira su metraje al menos 20 minutos más de lo justificable. Sin embargo, decimos, en esta ocasión Kawase no intenta ni ablandarnos ni hacernos llorar a cualquier precio, y en cambio se centra en reflexionar sobre las cuestiones de fondo que su trama plantea –¿qué significa ser madre, biológica o adoptiva? ¿Qué costes físicos, psicológicos y sociales acarrea serlo? – y sobre los sistemas de sororidad que las mujeres desarrollan para enfrentarse a formas de trauma consustanciales a su género.