A Dani García nunca le faltó creatividad culinaria, la que le llevó a las tres estrellas Michelin, y parece también inagotable su capacidad de desarrollar nuevos conceptos de negocio. Este jueves ha inaugurado 'Leña y Smoked Room' en Madrid y ultima una cadena de hamburgueserías, 'Pollo Verde' (Nueva York), 'Le Chambre Bleu' (París) y un nuevo servicio a domicilio.

"No hay un día en mi vida en que no me acuerde del día", el 18 de diciembre de 2018, cuando anunció el cierre de su triestrellado en Marbella, el abandono de la alta cocina y una nueva etapa de crear modelos de negocio destinados a todos los públicos. Cambió el faro de Ferran Adrià por los de Joël Robuchon y Nobu Matsuhisa.

El discurso razonado que dio a su equipo sobre el cambio sigue siendo su "biblia" y a ella se aferra para poner en marcha nuevos restaurantes. "Podría estar creando marcas toda la vida, cada una con identidad propia; es muy divertido", dice en una entrevista con Efe García (Marbella, Málaga, 1975).

Las últimas son en Madrid, donde tiene BiBo, Lobito de Mar y Dani en el hotel Four Seasons: Leña, una 'steak house' que ya puso en marcha en Marbella, y Smoke Room, su idea del futuro de la alta cocina. "Algo más cercano, más directo, más exclusivo, al servicio del comensal y no del ego del cocinero", explica.

Por eso, con el hilo conductor del humo y la brasa, sólo ofrecerá un menú degustación para 14 comensales con platos como aguacate a la parrilla, palometa curada y ahumada, albóndigas de pato con ostras a la brasa o caviar a la parrilla con puchero de algas, además de distintos tipos de carnes.

"A nivel estratégico es importante que el Grupo Dani García -que cuenta ya con cerca de 700 trabajadores- tenga algo en la parte alta de la pirámide de la restauración", reconoce.

Para generar o despejar dudas -"interpretación libre", dice- en su relación con si Smoke Room aspira o no a estrellas Michelin, el espacio luce en su entrada la escultura "What party" de Kaws, que reproduce a Bibendum, el emblema de la marca.

Comparte ubicación en el Hyatt Regency Hesperia de Madrid con Leña. "Si BiBo -con sedes en Marbella, Madrid, Tarifa (Cádiz), Ibiza, Doha y en breve Londres- fue pensado como una 'brasserie' donde comer lo que te apetezca y Lobito de Mar (Marbella y Madrid) como un chiringuito actualizado, Leña es lo mismo al mundo de la carne", expone.

Va más allá de la 'steak house' americana o de los asadores vascos y castellanos y ofrece propuestas ajustadas a todos los presupuestos en una amplísima carta: entrantes vegetales y a la brasa, 'yakipinchos' (espetos de carne), "la hamburguesa que dio sentido a todo" cuya carne se pica ante el comensal, distintos cortes de carnívoros y presencia testimonial de pescado.

'Leña y Smoke Room' ocupan el espacio donde estaba Santceloni desde 2001, que logró dos estrellas Michelin, en una decisión de la dirección del hotel muy cuestionada en el ámbito gastronómico y sin solventar aún en el ámbito laboral con su equipo. Dani García prefiere quedarse al margen de la polémica: "A nosotros nos han llamado, no venimos a pisotear a nadie", zanja.

Este jueves se inauguran ambos restaurantes, pero la mente del marbellí ya está en otros nuevos proyectos. BiBo en Londres y Miami, Casa Dani y Pollo Verde (con el pollo asado y platos derivados de él como eje) en Nueva York, Lobito de Mar en Miami y Doha, La Chambre Bleu ("un Lobito de Mar de lujo") en París... "Todo esto ya está firmado, pero tenemos más pendientes", avanza.

Como el crecimiento de su servicio de comida a domicilio, 'La Gran Familia Mediterránea', para estar "en todas las ciudades de entre 100.000 y 150.000 habitantes"; no sólo habla de expansión, sino también de "un cambio radical, cosas que no ha hecho nadie en el mundo en este ámbito, es guay, divertido y enriquece ese sector".

También quiere desembarcar en la comida rápida con su propia cadena de hamburgueserías, que comenzará en Marbella "y será replicable en todo el mundo", pero aún le falta el desarrollo tecnológico. "Le daremos chispa y la meteremos en nuestro ámbito; es una marca muy pensada en la que llevo trabajando desde hace mucho", apunta.

Es el que "más ilusión" le hace, siempre siguiendo la máxima del Grupo Dani García: "Que el comensal reciba lo mejor que se le pueda dar o más por el dinero que va a pagar".

Liberado de la "mochila de la alta cocina", mira hacia adelante y se da cuenta de todo lo que pueden hacer bajo el prisma de "enriquecer el término de restaurante medio, que es necesario y donde más gasta el consumidor".

Y, para "ayudar a otros", planea escribir un libro: "He vivido situaciones, como la denigrante con Meliá en Marbella (que le obligó a dejar el biestrellado Calima y abrir el restaurante con su nombre en Puente Romano) que pueden servir a mucha gente del sector".