Apadrinada por los académicos Agustín Castejón y Miguel Caballú, Cristina Mallor ya es miembro de pleno derecho de la Academia Aragonesa de Gastronomía. Mallor es ingeniera agrónoma y Doctora en Bioquímica por la Universidad de Zaragoza, trabaja como investigadora en la Unidad de Hortofruticultura del CITA, donde es responsable del Banco de Germoplasma de Especies Hortícolas.

Su discurso, titulado, La borraja (Borago officinalis L.) Una planta emblemática de Aragón, leído de forma muy amena, e ilustrado con profusión de imágenes, repasó de forma global todos los aspectos de la borraja. Nomenclatura, origen e historia, la salud, la biodiversidad de la especie y el origen de la variedad movera, su presencia en el mercado, y la existencia de la Cofradía de la borraja y el crespillo de Aragón.

A modo de colofón, recordó los orígenes de la funesta expresión «agua de borrajas», que tanto mal hace a nuestra verdura, prácticamente desconocida más allá del Valle del Ebro, donde se cultivan, especialmente en Aragón, la inmensa mayoría de esta hortaliza; unas 6600 toneladas en 2018.

Por supuesto, no se olvidó de la gastronomía de la borraja, abordando su forma canónica de elaboración, hervida y con patatas, con el indispensable complemento del aceite de oliva, o en forma de crespillos, donde es la hoja, en vez del tallo, quien toma el protagonismo. La receta del Arroz con almejas y borrajas creada en el ya lejano 1987, en el restaurante Gayarre, y que ya puede considerarse como una receta clásica aragonesa, también tuvo su momento en la lectura del discurso.

Que en vez de ser contestado, como suele ser habitual en estos casos, vino precedido por la lectura a cargo del presidente de la Academia, Ángel González Vera.