El melón es uno de los alimentos favoritos del verano. Es la quinta "fruta" que más consumen los españoles, aunque realmente pertenece a la familia de las cucurbitáceas, por lo tanto, se trata de una verdura, una hortaliza, como el pepino o la calabaza. La sandía es también una verdura que, como el melón, se considera una fruta por el uso que siempre se ha dado en la mesa.

Su origen es incierto ya que unos lo atribuyen a Asia y otros a África, pero lo que sí está claro es que había representaciones de este manjar hace 4.400 años en tumbas egipcias.

Contiene muchas vitaminas y minerales que lo hacen un alimento muy recomendable. Es fuente de vitamina C, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmune y protege a las células frente al daño oxidativo. También destaca su aporte de potasio, un mineral beneficiosos para el sistema nervioso y que ayuda a regular la presión arterial. Junto a la naranja, el melón es una de "las frutas" con mayor contenido en folatos que disminuyen el cansancio y la fatiga. Además, posee 28 calorías por cada 100 gramos, tan solo aporta un 6% de azúcares y es uno de los alimentos que más agua contiene, por lo que es ideal para mantener una alimentación saludable, según un estudio de nutritienda.com, la empresa online líder en productos de salud y belleza.

Una joven come una jugosa rodaja de melón. EPC

Existen más de 850 especies de melón y se puede comprar durante todo el año, aunque la época en la que más se consume es en los meses de verano gracias a su sabor refrescante, dulce y ligero.Pero no es fácil saber elegir un buen melón. He aquí algunos consejos para llevarte a casa el más sabroso.

Observar su aspecto

Es importante observar el aspecto del melón, no tiene que tener abolladuras, ni grietas y debe tener buena textura. Es mejor elegir los que están arriba del montón del supermercado ya que se supone que se han llevado menos golpes.

Qué tenga buen color

El color del melón por fuera tiene que ser un poco amarillento y no debe ser brillante ya que significará que no está listo para tomar. El tono, si es oscuro es signo de madurez, mientras que si es verdoso es que no ha alcanzado su punto óptimo. Lo mejor es que su color sea verde medio con un pequeño tono amarillento.

Fijarse en el peso

Otro de los puntos clave para elegir un buen melón es el peso, ante un mismo tamaño será mejor el melón que pese más ya que contendrá más agua y será más jugoso.

La dureza es decisiva

Al tocar un melón no debe ser demasiado blando, ya que significará que está pasado. Para saber si un melón está en el estado óptimo se aprieta uno de los lados y el otro lado se abombará un poco.

El sonido hueco es sinónimo de "en su punto"

Para saber la madurez de un melón se pueden dar pequeños golpecitos para ver qué tipo de sonido emite. Si suena "duro" es que todavía está verde, sin embargo, si suena hueco y vibra es que el melón está "en su punto".

El olor debe ser dulce

Otro consejo para saber si el melón está en perfecto estado es olerlo. Dónde más se nota el aroma es en el péndulo del melón (el extremo opuesto al tallo), si el olor es dulce es que está listo para tomar, sin embargo, si es un olor fuerte puede estar pasado.

La rayadura del melón es clave

Por último, para saber escoger el melón más dulce es importante observar las rayas, si son concéntricas es que es un melón "hembra", por lo tanto, más dulce. Los melones "macho" tienen líneas longitudinales de extremo a extremo y tienden a no tener el dulzor de las hembras. Estos melones son más difíciles de encontrar ya que en muchos casos se distribuyen a restaurantes y sitios más exclusivos.

Existen muchos tipos de melones y cada uno tiene una forma y color diferente. En España el más consumido en verano es el melón piel de sapo, pero existen muchas variedades. Por dentro pueden ser blancos con tonos anaranjados, amarillentos o incluso naranjas, pero lo que todos tienen en común, si son buenos melones, es que tienen que tener apariencia de "jugosos" y con agua.

Otra característica común es que todos tienen pipas que están rodeadas de una estructura gelatinosa, esta parte del melón muchas veces se tira, aunque también tiene propiedades nutricionales. Contienen vitaminas A, B12, B6, E y D y minerales como el sodio, hierro, potasio y calcio, así que es mejor no tirarlas y aprovechar sus múltiples beneficios para el sistema inmunitario.