E ste festival que se celebra en el patio de impacto del covid-19 en el sector es indudable, los cierres durante lo más fuerte de la pandemia y la incertidumbre provocada por los rebrotes del verano empiezan a hacer una mella que desde el sector ven difícil recuperar en un año que esperaban fuese el mejor desde hace mucho tiempo y según las previsiones iba a romper moldes. El propio gerente de Zaragoza Turismo, Conrado Molina, reconocía en una entrevista a este diario hace tan solo una semana que las consecuencias, solo para la capital aragonesa, van a ser «millonarias», al no haber celebrado la Semana Santa o por la cancelación de congresos.

La importancia del turismo en la economía aragonesa desde hace décadas se traduce en que ya supone cerca del 8% del PIB y está en constante crecimiento desde el año 2015, alcanzando la mayor cifra global del último decenio. El sector aglutina algo más del 10% del empleo de la autonomía, empleando a más de 56.000 aragoneses y alcanzando también la mayor cifra global del último decenio y de toda la historia de Aragón.

Es indudablemente una herramienta generadora de riqueza, todavía más desde la Expo del 2008, y gracias a que ha sabido desestacionalizar su oferta. La nieve siempre ha sido (y sigue siendo) el sello de la comunidad. Desde los Pirineos hasta las sierras turolenses, la comunidad ofrece un amplio abanico de posibilidades para aprovechar el manto blanco, ya sea a través del deporte en las seis pistas de esquí que suman 390 kilómetros esquiables o en los denominados espacios nórdicos, lugares para practicar actividades como esquí de fondo, raquetas o disfrutar de un entorno natural inigualable.

Este producto, que ha sido el que Aragón proyectaba siempre, el turismo de montaña, sobre todo en invierno pero también en verano, a través de sus rutas y de sus lagos pirenaicos; ha querido venderse también fuera de estas temporadas. La desestacionalización y diversificación ha sido fundamental para atraer a más visitantes. Para alargar las temporadas turísticas, la comunidad ha aprovechado su diversidad, apostando por productos y experiencias como el turismo familiar, el senderismo, el turismo activo, el de salud y bienestar, el lujo, el enoturismo, la pesca, la BTT, la ornitología, la gastronomía, la cultura, el ecoturismo, el patrimonio o enclaves como los pueblos bonitos.

Aragón cuenta con 13 núcleos rurales con esta distinción, siendo la comunidad tras Castilla León y Andalucía, que más localidades bonitas guarda en su haber. En Este reconocimiento el de Los pueblos más bonitos de España es otro reclamo turístico que la comunidad ha sabido explotar desde la creación que les da nombre en el 2011, con siete localidades en Teruel (Albarracín, Calaceite, Cantavieja, Mirambel, Puertomingalvo, Rubielos de Mora y Valderrobres), cuatro en Huesca (Aínsa, Alquézar, Ansó y Roda de Isábena) y y dos en Zaragoza (Anento y Sos del Rey Católico).

OPORTUNIDAD EN LO SOSTENIBLE

Para conocer todos estos productos turísticos y la oferta desestacionalizada, el Gobierno de Aragón ha creado el denominado slow driving, una nueva forma de viajar y entender el turismo, más sostenible y de bajo impacto que permite perderse en lugares recónditos descubriendo toda la riqueza turística, gastronómica, paisajística y patrimonial de Aragón.

Pero además, en su apuesta por un turismo más sustentable, el Ejecutivo aragonés, que ha sido pionera en iniciar la transformación hacia un turismo sostenible. Para ello, la Dirección General de Turismo ha elaborado un plan en el que situar a Aragón a la cabeza de la oferta de Turismo Sostenible y liderar la transformación del sector hacia una oferta de turismo responsable serán los dos ejes principales. A través de una nueva estrategia, que sigue los Objetivos de Desarrollo Sostenible enmarcados en la Agenda 2030, se busca un nuevo modelo que se preocupa no solo por el viajero, sino también por el entorno y satisface también las necesidades de las regiones de acogida para garantizar la conservación de los recursos a largo plazo y el uso y disfrute de las generaciones futuras. El turista ya demanda destinos donde la sostenibilidad esté presente y Aragón está más preocupado que nunca por cuestiones como la ecología, el uso de los recursos naturales y el cambio climático.

El modelo que deriva de esta estrategia tiene como finalidad conseguir más y mejores visitantes y será la hoja de ruta hacia ese mercado que, liderado por la administración, quiere implicar a operadores, hoteleros, población local y turistas para que asuman responsabilidades y tomen medidas para que la actividad turística sea más sostenible.

La sostenibilidad se presenta ahora para la comunidad como una oportunidad para luchar contra la despoblación, y se quiere convertir la actividad turística en motor económico de las zonas más afectadas por este fenómeno, para generar empleos en los territorios más deshabitados; porque el turismo ha de ser el vector de transformación social y el instrumento de equilibrio territorial para afrontar el reto demográfico.

Además, el Gobierno ya afronta en este momento la definición del Plan de Turismo 2020-2024. Los tres ejes principales de este plan serán la mejora de la calidad en el servicio y de la competitividad y, por supuesto, la apuesta por la sostenibilidad. «La sostenibilidad es la única vía para mantener el crecimiento del sector con los mismos o mejores estándares de calidad y no crecer solo en cantidad», aseguraba el vicepresidente del Gobierno, Arturo Aliaga.

PLAN PARA PALIAR LA SITUACIÓN

Para conseguir este objetivo han visto fundamental reactivar la ayuda al sector, sobre todo ahora en los tiempos en los que el covid provoca una inestabilidad en la demanda y el sector turístico se está viendo gravemente afectado por la pandemia debido al cierre de fronteras y de la imposibilidad de libre circulación. En primer lugar, El Gobierno de Aragón ha presentado un plan de choque, junto a la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón (Cehta), para garantizar un turismo seguro, sostenible y de proximidad.

Para ello se contemplan acuerdos con las empresas del sector, protocolos de actuación por subsectores, normativas que garanticen el cumplimiento de los requisitos, campañas de promoción, análisis socio-económicos, recoger y trasladar todas las demandas del sector y una amplia línea de ayudas, en primer lugar para abordar los gastos ocasionados por los cierres durante la pandemia y en segundo lugar para la financiación de las asociaciones turísticas empresariales con el objeto de promocionar sus establecimientos turísticos o destinos. El resto de líneas irán enfocadas a subvencionar parte de la inversión realizada por las empresas para reabrir los negocios turísticos con material sanitario, desinfección, mamparas, etc

Precisamente las campañas de difusión son la manera gracias a la que el turismo aragonés ha conseguido despegar en los últimos años. Internet y las redes sociales han ayudado a diversificar el público y ahora también van a servir, a través de dos campañas concretas, para vender destinos seguros, orientados sobre todo a los propios aragoneses y al turista nacional de comunidades limítrofes.

ZARAGOZA, LUGAR DE CONGRESOS

Minimizar las consecuencias del coronavirus en el sector es imprescindible para su supervivencia, sobre todo en la que es la puerta de entrada a Aragón: Zaragoza. El impacto económico del turismo en la capital superó el pasado año los 650.000 euros; un 5% más que el año anterior. Esa cifra se debe en gran parte a los congresos y eventos profesionales que corren riesgo de perderse por la crisis sanitaria. Estas citas profesionales se han convertido en el gran atractivo de la capital aragonesa que incluso en Fitur se ha vendido como una «ciudad de congresos». Ya desde 1994, con la creación de la Oficina de Congresos de Zaragoza, explota esta imagen; pero a raíz de la Exposición Internacional del 2008, el crecimiento de este tipo de eventos ha sido exponencial. En el 2019 se celebraron 530 eventos de este tipo (algunos tan importantes como la feria de maquinaria agrícola, FIMA, pero también congresos médicos, etc.) un 1,72% más que en el 2018, con 128.000 delegados asistentes.

La realidad, según el gerente de Zaragoza Turismo, es que «el 2020 iba a ser el año récord de congresos. Iba a ser el mejor año de la historia, si no es por delante del 2008 se quedaba cerca y eso ya no lo vamos a tener. Teníamos problemas con los espacios para poder generar nuevos eventos. La previsión económica no la teníamos porque no estaban cerrados, pero se han cancelado más de 60». Aunque por suerte, muchas citas se han aplazado al 2021 y al 2022 y otras se han convertido en eventos online. «Lo importante es que se van a seguir celebrando en Zaragoza, que no han decidido organizarlos en otras ciudades», explica Conrado Molina. T