El Pirineo aragonés tiene una gran cantidad de rincones únicos e imprescindibles. La lista es tan larga que pocas son las personas que consiguen ver y disfrutar simplemente los más icónicos y los más importantes. Un pedazo de gloria en la inmensidad de un planeta lleno de tesoros por descubrir, una envidia para Aragón y una delicia para nuestros sentidos.

Valles, cascadas, cuevas, pueblos con encanto, rutas, senderismo, deportes de aventura, gastronomía... naturaleza y vida en general. Todo eso y mucho más se puede ver, visitar o hacer en el Pirineo aragonés. Sin dejar de lado, por supuesto, el prepirineo, que cuenta con verdaderos tesoros como Alquézar o uno de los pueblos más bonitos del mundo según el prestigioso diario Le Monde.

Y en esta Semana Santa y ahora que llega el buen tiempo una de las opciones más recomendables es visitar la Muralla China de Huesca, uno de esos tesoros que quizá estén a la sombra de grandes nombres como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y otros valles pirenaicos, pero que es una maravilla.

La ruta

La conocida como Muralla China de Huesca se encuentra cerca del pueblo abandonado de Finestres y en aguas de un embalse, lo que deja una estampa que evoca muchos sentimientos. Por un lado, toda la historia de una población que tuvo que huir de sus casas por la construcción del pantano de Canelles, esa decadencia con aroma especial y nostálgico por la invasión de la naturaleza. Por otro, la inmensidad de la propia naturaleza en todo su esplendor al llegar a la meta.

La Muralla de Finestres es una formación muy peculiar de roca caliza, gigantes y paralelas, bañadas por las clásicas aguas azules del embalse. Se formó por el capricho de las placas tectónicas.

Para comenzar la ruta hay que llegar hasta el pueblo más cercano habitado, que es Estopiñán del Castillo, uno de los pueblos más cercanos a la frontera natural que nos delimita con Cataluña. Desde las afueras parte una pista que lleva al Puente de Penavera y que, en líneas generales, está en el suficiente buen estado como para hacerla en coche.

Sin embargo, donde el puente hay un desvío que indica "Castillo de Finestres" y ahí ya advierte que la pista está en mal estado. De hecho, solo la podrás hacer con un 4x4 e incluso con dificultad. Por eso, la recomendación es aparcar aquí y echarte a andar.

La ruta es lineal, siguiendo simplemente la pista, sin pérdida posible, sencilla, prácticamente llana y con vistas recurrentes al embalse, lo cual ameniza el paseo, que es de unos 7 kilómetros.

Poco antes de llegar a la Muralla China arribarás a Finestres, donde podrás pasear por sus calles abandonadas y leer memorias de personas que vivieron en el pueblo. Por último, solo te queda llegar al mirador donde contemplar esta maravilla geológica. Para volver solo hay que seguir el mismo camino, que son otros 7 kilómetros, un par de horas aproximadamente, cuatro entre ida y vuelta.