Aragón cuenta con un patrimonio medieval incalculable, lo que permite acoger un gran número de turistas a lo largo de todo el año. En Navidad, muchas familias deciden hacer una escapada de un día para disfrutar de la arquitectura y belleza de los parajes aragoneses, que además cuentan con las tradicionales luces de esta época festiva.

Los anchos muros de piedra de casas palaciegas, el predominio del arte mudéjar en alguna de sus construcciones y los imponentes castillos o murallas son algunos de los restos medievales que siguen manteniendo la esencia que les hizo únicos hace más de 500 años. Albarracín, Daroca o Aínsa son algunos de los pueblos más turísticos de nuestra comunidad que nos harán trasladarnos a la época de Alfonso I El Batallador.

Albarracín

Es un pueblo que resuena en España y fuera de nuestras fronteras debido a su encanto que nos trasladará hasta la Edad Media. La presencia musulmana le dio a Albarracín una belleza que se mantiene hasta nuestros tiempos. El paseo por las murallas, hasta llegar a la plaza Mayor con la calle de la Catedral en el horizonte, es de gran agrado para para los amantes de los municipios históricos. Pero sin lugar a duda las murallas que rodean a este municipio turolense son la joya principal de la época medieval que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Aínsa

El casco histórico de Aínsa parece haberse detenido en la época medieval. El Periódico

Es hablar de estilo medieval en el Pirineo y se nos viene a la cabeza este municipio oscense, aunque a lo largo de su historia han predominado otros estilos como el celta o el romano. Este pueblo ubicado a los pies del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido cuenta con un gran patrimonio medieval. Sus calles tortuosas, su cuidada muralla, las fachadas de casa Arnal del siglo XVI, la magnífica plaza Mayor o la iglesia de Santa María del siglo XII hacen de este municipio la cuna de estilo medieval en la zona del Pirineo.

Daroca

Este municipio situado en la provincia de Zaragoza cuenta con un legado medieval que se ha ido cuidando con el paso del tiempo hasta nuestros días. Se trata de una ciudad medieval que parece un museo de época al aire libre. El recinto amurallado de Daroca fue uno de los más extensos de Aragón. Hoy en día quedan esplendidas muestras de lo que fue este reciento como el Portal de Valencia, la Puerta Baja o la Puerta del Arrabal.

El recinto amurallado de Daroca fue el más extenso de Aragón con más de cuatro kilómetros de largo. Archivo

Ciento catorce torreones se disponen a lo largo de los cerca de cuatro mil metros de trazado amurallado que rodea la ciudad. Sin duda, uno de los encantos de Daroca es recorrer su muralla hasta llegar al castillo Mayor donde se puede disfrutar de unas hermosas vistas de la ciudad.

Alquézar

La villa de Alquézar te invita a retroceder en el tiempo a través de un relajante recorrido por sus estrechas calles empedradas. Archivo

Al noreste de la comarca del Somontano se encuentra este municipio considerado uno de los más bonitos del territorio aragonés. Mundialmente conocido por sus pasarelas, Alquézar cuenta con un castillo-colegiata, que hace honor al nombre del pueblo, ubicado en lo alto de la localidad. Este castillo, que comenzó siendo un alcázar clave para la defensa de la Barbitania del al-Ándalus, pasó a convertirse años después en una plaza católica. Sus callejones, ermitas o plazas te harán trasladarte unos cuantos años atrás y te harán sentir como un autentico caballero medieval.

Valderrobres

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Para los amantes de la arquitectura medieval, Valderrobres es un lugar idóneo donde poder disfrutar de un día increíble en uno de los pueblos con más solera medieval de todo Aragón. Situado en la comarca del Matarraña, el municipio se encuentra dividido en dos por el paso del río Matarraña donde encontramos el monumento más reconocible de Valderrobres. El puente de piedra de estilo medieval nos ofrece una vistas espectaculares de la localidad. Además, este municipio, declarado Conjunto Histórico, destaca por otros monumentos como la iglesia de Santa María o sus calles medievales.

Valderrobres, desde el puente de piedra. LA COMARCA