Rutas senderistas por uno de los valles más desconocido del Pirineo

Aísa da nombre a uno de los valles más bellos y desconocidos del Pirineo aragonés, al sur del pico Aspe, cumbre que junto a Llana de la Garganta y Llana del Bozo, forman su inconfundible perfil montañoso. 

Formado por los pueblos de Aísa, Esposa y Sinués, el municipio de Aísa destaca por el excelente estado de conservación de sus casas y por las esmeradas rehabilitaciones realizadas, que han logrado mantenerse fieles al inconfundible estilo de la arquitectura de montaña, con sus tejados de pizarra, bellas chimeneas y fachadas con la piedra cara vista.

El turismo y las actividades deportivas en la naturaleza convierten al valle de Aísa es un destino ideal para las vacaciones o escapadas de verano. Desde la práctica del parapente hasta el montañismo, pasando por el senderismo o la bicicleta de montaña, los escenarios naturales que ofrece la zona son inigualables.

Una ruta sin dificultad es la que discurre por el bosque de Abi, muy recomendable para realizar con niños. Si se prefiere un recorrido más amplio, existe un paseo circular de algo más de 6 kilómetros por la cabecera del valle que pasa junto a las cascadas del barranco de Igüer, el manantial de Rigüelo y termina en las praderas de los Llanos de Napazal, con unas magníficas vistas durante todo el recorrido de los Mallos de Lecherín. A esta se suman otras rutas senderistas como el GR-15 que atraviesa sus pueblos.

El valle de Aísa cuenta con restaurantes y bordas donde degustar la rica gastronomía local con productos autóctonos como la ternera del valle de Aísa y quesos artesanales, así como alojamientos y casas rurales. Existe un párking para autocaravanas en la zona recreativa de Santa Juliana, con piscina, pistas deportivas, merendero y posibilidad de hacer fuego.