A su paso por 'OT', Agoney (Tenerife, 1995) no logró el puesto que presagiaba su prodigiosa voz, pero ahora en 'Tu cara me suena' (Antena 3) ha podido demostrar que además de unos agudos imposibles tiene una gran versatilidad vocal. Había ganado cuatro galas, en las que se transformó literalmente en Limahl, Rauw Alejandro, Bon Jovi y Mónica Naranjo, pero ha sido su impresionante imitación de Dimash en la final la que le ha hecho lograr el beneplácito del público, que era el que le votaba, y pasar por delante de compañeros (nunca rivales) tan talentosos como Nia, María Pelae, Eva Soriano y Rasel. Aún en el plató, rodeado del confeti de la victoria y sin acabar de creérselo, contaba a El Periódico lo increíble que ha sido para él esta experiencia.

No pudo ser 'OT', pero se ha quitado la espinita y es el ganador de 'Tu cara me suena'.

Ganador. Es la primera vez que esa palabra sale de mi boca. Porque es la primera vez que gano algo. Y no me lo esperaba ni mucho menos en un programa tan complicado.

El nivel era altísimo. Pero ganó cuatro galas y se notaba que el público le quería. 

Aquí se recibía y en redes sociales, pero España es muy grande. Además, éramos un mogollón de concursantes y de el primero al último son todos buenísimos. No hay ni uno que digas...uumm. Hoy, por ejemplo, no pude aguantar las lágrimas con Lydia Bosch. Fue una actuación maravillosa. Superemotiva. No sabía que las imágenes eran reales y era su hija.

¿Cómo valora su paso por el programa?

Creo que ha sido una evolución. Empecé muy chiquitito, con mucho miedo. Estaba allá detrás y pensaba: me voy a desmayar. He pasado por mucho psicólogo (ríe), porque esto es muy complicado. Ha sido para mí el mayor reto de mi vida. Pero hoy notaba cómo salía al escenario con otra energía. Me veía el vídeo muchas veces y pensaba que quería clavar cada movimiento. Cada silencio, incluso. Quería clavarlo todo.

Su nivel de imitación ha sido notable y el de cambiar su voz, algo que a un cantante le cuesta.

Eso ha sido lo más complicado. Y entiendo que no se pueda. Porque es mi instrumento y forma parte de mí. Es como mi piel, porque no se puede cambiar tan fácilmente. Pero muchas veces lo he logrado. Hoy, por ejemplo. Yo no canto así, esa no es mi colocación natural. Con lo que estoy encantado de haber aprendido tanto. Ojalá pueda exportar todos estos aprendizajes a mi vida a la hora de componer nueva música, de crear sin límites. Pensar: yo soy esto, pero también puedo ser esto otro. La presión de un programa de televisión hace que tú mismo te exprimas a tope y digas: vamos a conocer los límites.

¿Cree que hay gente que le ha descubierto en este programa?

Es cierto que he recibido muchos comentarios de gente que me ha descubierto aquí. Y es muy bonito eso también, porque al final te das cuenta de que no todo está hecho. Piensas que con 'OT' ya te ha visto toda España. Pero no.

¿Qué le dijo Mónica Naranjo, que había sido su juez en 'OT' y con la que ha cantado, de la imitación que de ella hizo?

Le mandé una fotito caracterizado de ella y dijo: "¡Wow, somos clavadas!" Y me tranquilicé un poco. Luego, cuando vio la actuación, le gustó mucho. Y yo feliz de la vida. Porque estamos hablando de la mejor voz de este país. O sea, que es un honor que me haya parecido un poquito a ella. También me escribió Pitingo. ¡Qué persona tan amable, tan genial y qué artista! Y Olly Alexander desde EEUU. Feliz de que una persona tan enorme conocida en el mundo entero me escriba. Y otros artistas. Me siento afortunado.

Qué bonito que haya compartido los 30.000 euros para oenegés con los otros finalistas.

Es que este programa es compartir. Y ellos me han enseñando mucho. A todos les pregunto cosas. A María, a Nia. A Lydia, a Loles...Yo veo a Loles actuar y digo: qué envidia ese desparpajo sobre el escenario y ese saber estar. De todos se aprende. Así que cómo no compartirlo.

¿De qué imitación ha salido más descontento y de cuál se enorgullece?

La peor ha sido la de Camilo Sesto. Creo que lo podía haber hecho un millón de veces mejor. Lo hice con tanto respeto que lo hice un poco con miedo. Pero con Rauw Alejandro me lo pasé tan bien, y fue tan divertido... Y me sentía hasta sexy. Porque yo siempre tiendo a verme muy feo. Y ahí me dije: ¡soy sexi! Fue la primera vez que pensé: puedo ser lo que yo quiera.

Cuando le propusieron concursar, ¿aceptó enseguida?

Dije que no. No quiero. Porque soy una persona muy tímida. Ahora mismo estoy haciendo esta entrevista y lo paso fatal. Es que es muy complicado, porque es un programa de Antena 3, muy conocido, es la novena edición y sigue triunfando como la Coca-Cola. Entonces dije que no. Pero me convencieron, mi equipo y mi familia, y me dijeron: vete a pasártelo bien y disfruta de una vez de la televisión. Porque yo soy muy sufridor. Soy muy 'drama queen'. Pero al final lo conseguí. Disfruté.

¿Le gustaría hacer más tele?

A mí la tele me encanta. Nací un poco ahí con 'OT', con lo que siento que es un poco mi hábitat. Por supuesto la música y el escenario es mi casa, pero yo nací ahí.

Cantando Dimash se le veía eurovisivo. ¿Acaricia la idea de presentarse?

Era muy explosiva esa actuación, sí. Pero yo por ahora no lo veo. Hay que estar muy preparado, muy seguro. Y yo no lo estoy (ríe). Quiero seguir componiendo mucho y produciendo mucho, que es algo que me apasiona. Y hacer conciertos, por favor, que es lo mejor del mundo. Que ahora ya volvemos. Hoy estrenamos 'Bangover', mi último single, y mañana mismo voy de 'promo'.

¿Y la ficción le llama? Nia, su compañera, estrena pronto serie en Netflix.

Hice un pequeño ‘cameo' hace muy poco en una película de Secun de la Rosa. 'El cover', se titula. Y fue algo muy inesperado, porque yo iba solo a grabar la canción y un actor iba a hacer el doblaje. Me gustó mucho. Así que desde aquí hago un llamamiento, porque yo también quiero ser actor. Hay que pedir. Yo le pido mucho al universo y aquí estamos. Así que a seguir pidiendo.