El niño de "la tranquilidad" en las piscinas de Teruel habla 13 años después: "Un día llegué con el pecho hundido y un ojo morado a casa"

Álvaro ha concedido una entrevista al youtuber de Zaragoza, Tiparraco, en su canal de YouTube

El niño de "la tranquilidad" en las piscinas de Teruel habla 13 años después: "Un día llegué con el pecho hundido y un ojo morado a casa"

El niño de "la tranquilidad" en las piscinas de Teruel habla 13 años después: "Un día llegué con el pecho hundido y un ojo morado a casa" / Servicio Especial

Hace ya 13 años, más o menos a finales del mes de junio y principios de julio, un joven de Teruel protagonizó una de las escenas más virales de la historia reciente de internet en España.Corría el verano del 2012 en las piscinas municipales turolenses cuando, una periodista de Aragón TV, recogió las declaraciones de un joven que se encontraba a remojo junto a unos amigos.

Álvaro, el protagonista de esta historia, fue preguntado por el estado de las instalaciones mientras disfrutaba de un baño. La respuesta del joven le sonará a más de uno. "La tranquilidad, la tranquilidad es lo que más se busca...", comentó el turolense a la reportera de la televisión autonómica. Esta frase Álvaro la terminó con la siguiente aclaración: "Llegas a otras piscinas de aquí de Teruel y hay un montón de panchitos, cubanos y todo eso...".

Tras 13 años en paradero desconocido y alejado del mundo de las redes sociales, el turolense reapareció para revelar cómo ha sido su vida después de esa frase viral. Álvaro ha acudido al canal de Jesús Casabón, un reconocido youtuber aragonés bajo el nombre de Tiparraco. "He llegado a aprender a reírme de mí mismo, pero hay cosas detrás que me costaron mucho", comenta un Álvaro que ya tiene 25 años y que asegura haberlo pasado realmente mal por culpa de su vídeo viral.

El turolense se encuentra acabando su formación como Técnico en Producción Agropecuaria. "El tema es que la frase se sacó de contexto y llegué a recibir incluso amenazas de muerte", comenta el joven. "Dije eso por lo que había pasado el día anterior", asegura, ya que numerosos bañistas no respetan los espacios destinados a la natación que delimitaba la instalación.

Una infancia de lo más dura

La famosa frase que salió de su boca es originaria de su familia: "Cuando se lo conté a mi familia me dijeron esa frase y, al día siguiente, la repetí", explicaba al 'youtuber' aragonés. "Evidentemente, tonterías decimos todos con 12 años, pero yo no nunca he sido de soltar 'racistadas'", se excusa.

Tras ese momento, Álvaro sufrió 'bullying' de todo tipo. "Me persigan hasta mi casa, llamarme a las tres de la mañana, que tuviese hasta miedo de salir a la calle", explica en la entrevista con Tiparraco. El turolense llegó a vivir 17 juicios por "racismo y xenofobia", aunque "los ganó todos". Pasó una adolescencia horrible en la que "le dieron palizas" de todo tipo: "Un día llegué con el pecho hundido y un ojo morado a casa. Arruiné mi adolescencia", explica.

La situación escaló hasta tal punto que incluso pensó en cortar con todo de golpe: "Llegó a tal punto que en una calentada, fue solo un momento puntual, pero llegué a pensar en quitarme del medio. 'No puedo aguantarlo más', me dije. Pero después mi cabeza hizo clic", apunta un Álvaro que ha aprendido a sobrellevar el tema, ya como un adulto.

"Si alguien se ve en la misma, de estar en el anonimato a que te conozca mucha gente, sobre todo hay que tener paciencia, los pies en el suelo y mano izquierda con lo malo que venga", comentaba un Álvaro que pese a todo es muy querido en su comunidad: "No todo fue malo. Era algo cerrado y me costaba muchísimo socializar. He hecho muchos amigos. Sueltas la frase, te reconocen y se echan a reír", además de ser recibido "como un embajador". Al final, lo que más se valora es la tranquilidad, está claro.

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