Aunque el currículum de Javier Cámara (Albelda de Iregua, La Rioja, 1967) es de esos en los que necesitas grapadora para juntar las páginas con tantos títulos que acumula (7 vidas, Vota Juan, Truman, Hable con ella, The Young Pope...), todavía sigue encontrando nuevos retos profesionales. Como Rapa, la nueva serie de Movistar Plus+ y su primer thriller. Creada por los artífices de Hierro, plantea un caso de asesinato en Galicia rompiendo los moldes del género, porque el espectador conoce al culpable mucho antes que los investigadores.

Parece mentira que sea su primer thriller. 

Pensaba que ya no me iban a llamar para hacer thrillers. Me habían propuesto alguno, pero esperaba un personaje que me motivara.

¿Qué le motivó aquí? ¿Que había visto lo bien que funcionó Hierro

Sí, me lo pasé muy bien viéndola. Hablé con Candela [Peña, la protagonista de aquella serie] del proceso de trabajo, y me interesó que la meteorología, el espacio y la orografía de la serie contara también a los personajes. Me gustaba que los creadores, los hermanos Coira y Fran Araújo, volvieran a su casa, a Galicia, y me parecía curioso que la trama incidiera en que el espectador tuviera casi más datos que los propios investigadores.

Eso la hace diferente de otros thrillers porque el espectador sabe bastante pronto quién es el culpable, mientras que los investigadores dan palos de ciego.

Esa era siempre mi duda: ¿la gente querrá saber más? Pero también está querer saber por qué lo ha hecho, si hay más implicados... A mí los guiones me tuvieron enganchado. Me gustó el hecho de que hubiera una trama política y familiar y otra con un investigador que no es investigador. Y todo eso unido a que me gustó Hierro y a que estaba Mónica López me sirvió para irme a Galicia.

Ese investigador que no es investigador es su personaje, Tomás, un profesor de Literatura que se inmiscuye en el caso sin que nadie se lo pida. Un hombre por el que cuesta sentir empatía por sus pocas habilidades sociales.

Tomás va a lo suyo. Sabemos que está separado, que ve a su hijo por videollamada, que sus alumnos no le importan mucho... En el fondo era un personaje atractivo por todo eso. Yo pensaba: ¿Qué le atrae a este hombre? Quería entender por qué iba metiendo las narices en una investigación donde él había sido el testigo del asesinato. 

Su personaje y el de Mónica López, la sargento de la Guardia Civil encargada del caso, son como Mulder y Scully de Expediente X. Nunca sabes del todo si van a acabar enrollándose o no.

¡Qué maravilla que no sea la señora Fletcher [la protagonista de Se ha escrito un crimen]! Me han dicho que con el bastón que lleva Tomás me parecía al doctor House. Nunca me habían buscado referencias con personajes de ese tipo porque es mi primer thriller. 

¿Se han planteado rodar más temporadas?

A mí me encantaría volver a ver a Mónica, regresar a Ferrol y Cedeira, que es un lugar alucinante con unas playas espectaculares. Los de allí nos decían: no digáis cómo es esto, que no se entere la gente. Esa parte del norte de Galicia es brutal y está por descubrir. Y comes tan bien...

En Rapa disfrutó con los múltiples masajes que le da el personaje de Norma, la fisioterapeuta (Lucía Veiga).

Y sobre todo el profesor de Norma. Yo le decía: prueba en mi cuerpo para enseñarle a ella. Ha habido veces que he estado a punto de quedarme dormido en la camilla. Para mí Rapa ha tenido poco de thriller. Y eso que a mí me haces subir tres escalones y ya pienso que estoy en una película de acción.

Vamos, que no está hecho para el cine de acción.

No, no está en mi ADN. No me veo corriendo detrás de alguien con una pistola. Por eso con la serie Mare of Easttown vi por primera vez algo muy real, el cansancio, el agotamiento, el miedo. Pensé: ese es el tipo de thriller en el que me vería yo. Un señor gordo corriendo 20 pasos, agotándose, cayéndose al suelo y disparando al aire. El resto, se lo dejo a la gente que esté bien entrenada.

Usted es de esos actores que hace cine pero siempre vuelve a la tele. ¿Qué piensa ahora que parece que lo que da prestigio es una serie?

Ahora la tele le ha dado prestigio a mucha gente. Cambiaron las tornas cuando muchos actores americanos empezaron a producir series para televisión con tantas ideas innovadoras. Eso ha ido calando en el resto de países. Además, en la series el formato se reinventa a cada momento, hay un movimiento de placas tectónicas constante. Hay muchas propuestas, y muy eclécticas, y eso es muy agradable.