Carlos Mayo cuajó una extraordinaria final del 10.000 en su estreno en los Juegos Olímpicos. El atleta aragonés estuvo durante toda la carrera aguantando el ritmo en el grupo y solo se descolgó poco antes del último kilómetro, cuando los favoritos hicieron el cambio de ritmo definitivo. Al final, Mayo entró en la meta en el 13º lugar con un registro de 28.04.71, por lo que cumplió su objetivo personal, que era terminar entre los 16 primeros clasificados de la prueba, meta que cumplió con holgura, con diez segundos de ventaja.

El aragonés se benefició de una carrera lenta y marcada por el tirón inicial de Kissa (que a mitad de prueba se acabó retirando). Mayo fue aguantando junto al resto del grupo hasta que Barega y Kipruto se lanzaron a por Kissa, al cual alcanzaron poco después del tercer kilómetro de carrera.

El paso por el 5.000 (14.08) ya indicaba que se iba a terminar lejos de las mejores plusmarcas mundiales y más después de que todo el grupo, salvo algunos pocos descolgados, estuviera todavía junto. A cinco vueltas para el final parecía que Mayo comenzaba a sufrir un poco ante el acelerón de los atletas kenianos, pero aguantó a la perfección hasta prácticamente el último kilómetro, cuando ya sí que los favoritos hicieron un cambio de ritmo que fue definitivo.

Al final, el etíope Barega ganó con un tiempo de 27.43.22, unas centésimas por delante de los ugandeses Cheptegei y Kiplimo, que completaron el podio. Mayo luchó hasta casi la línea de meta por el 12º puesto con el eritreo Kifle, pero finalmente fue 13º y con una marca que se quedó lejos de la mínima olímpica y su mejor marca personal por la táctica de la carrera (27.25.00).