A las pocas horas de haberse aprobado y presentado en sociedad el proyecto del nuevo estadio de fútbol para Zaragoza, obra del arquitecto Ricardo Bofill, ya se habla de correcciones y de ajustar el coste de la obra que, por supuesto, irá al alza. ¿Cómo es posible? Pues en esta ciudad todo es posible. Las correcciones que ya se están planteando, como son adaptar el estadio a los fuertes vientos que sufre la ciudad y acondicionar la estructura exterior por motivos de seguridad, eran de cajón hasta para el más profano en arquitectura. Lo grave es que ahora se hable de subir el presupuesto, cuando ya se ha fallado el concurso. ¿Qué pensará el resto de los despachos de arquitectos que se presentaron y ajustaron sus proyectos al coste que había establecido el Ayuntamiento der Zaragoza? Pues posiblemente que todo ha sido una tomadura de pelo en un caso en el que la credibilidad del equipo municipal puede quedar en entredicho.