Se va el año que ya no tenía burbuja. El año en que los pisos y las inmobiliarias servían de refugio a todo ese dinero que sobra, todo ese dinero que no da nada en los bancos. Ahora subirá la luz. Se va el año del ataque preventivo contra el eje del mal. Es una nueva categoría, un nuevo lenguaje poco exacto: el eje del mal debería ser la red del mal. El terrorismo es --también-- de ricos. Lo ha dicho Kapuscinsky, lo venimos viendo desde el 11-S. Ha subido todo con el euro, ha cambiado la terminología del dinero, de lo que cuestan las cosas. La inflación real, incalculable. El euro ya vale un poco más que el dólar. Internet se ha parado, más en España, mucho más en Aragón. La burbuja ha seguido perdiendo aire.

Ayer salió otro informe, de la Compañía Telefónica, en el que España aparece como el tercer país de la Unión Europea que menos usa el ordenador para trabajar. Las empresas de Galicia y Aragón están en la cola. A ver si se incorporan a la UE los nuevos socios y subimos en el ránking. Kiko Veneno vende su nuevo disco por internet (kikoveneno.com), sin discográfica: sin presencia en el mundo exterior. Año Google, el buscador de referencia en la red. 55.000 millones de búsquedas en los primeros once meses del 2002. Según la web La Sociedad de las Indias Electrónicas (lasindias.com/bitacora), España propició estas tres búsquedas: las Ketchup, Isla Perejil y --ya en diciembre-- "chapapote". Entre los 20 términos más buscados sólo aparece una aportación hispanoamericana: Shakira. David de Ugarte, experto en buscadores, concluye su informe en Las Indias: el español se estanca en la red. El año del euro ha disparado esa tendencia a los precios virtuales. En origen se paga cada vez menos por el pollo, en destino, mucho más. Para una lista enorme de alimentos. Esta semana han salido a la calle los agricultores, la UAGA, Javier Sánchez, a protestar por este sinsentido. Es un fenómeno delirante, oligopolio y mercados que no funcionan como decía la teoría. Si se mira, ninguno funciona. No hay nada de esa famosa libertad de elección, libertad del cliente, que se colapsa mucho más arriba, más lejos. A veces, las autoridades multan a grupos por ponerse de acuerdo, a las compañías aéreas, por pactar los precios, varios años después. Del espejismo de ciudadanos al de consumidores, pero siempre cautivos.

*Escritor y periodista