En sólo cuatro días, la industria Amylum tiñó las calles del Picarral de Zaragoza de almidón y de un producto derivado del maíz. Con estos escapes se generó entre los vecinos alarma social y afecciones en los enfermos con patologías alérgicas. El ayuntamiento ha expedientado a la empresa para investigar posibles irregularidades y sus correspondientes sanciones. Todo administrativamente correcto. Lo que no es de recibo es la injustificable tardanza municipal en informar a los vecinos de los resultados del estudio medioambiental de la zona, exigido hace años. Si se ha hecho, hágase público y tómense las medidas pertinentes.