El alcalde José Atarés inauguró ayer la primera gran obra municipal de su legislatura, el paseo de la Independencia, que luce nuevas tripas bajo las grandes aceras de granito y modernas farolas, junto con un mobiliario urbano muy dispar, en la superficie. Aunque se trabajó a destajo hasta última hora, la obra no pudo inaugurarse completa, ya que la lluvia impidió pintar las marcas viales, por lo que el tráfico tendrá que esperar. Pero había expectación por ver y pasear la renovada vía urbana, cuya dimensión y funcionalidad habrá de verse en los próximos meses. Es a partir de ahora cuando, estéticas aparte, se podrá juzgar si la renovación del principal paseo de la ciudad ha sido la más propicia; si se ha elegido la mejor fórmula para el tráfico del entorno, y si es verdad que a los ciudadanos les gusta pasear por las aceras. Sólo entonces podremos saber si se han invertido trece millones de euros y sólo se han gastado.