Se escapa el etarra de la comisaría de Bayona. Todo concuerda con esa imagen bucólica de vecindario amable del país vascofrancés. Buen rollo increible. Sale el preso tan campante y en seis horas nadie se da cuenta de que falta. Se reaviva a marchas forzadas el tema único español, la última referencia que le queda al país para existirse y tapar todo lo demás, la angustiosa realidad, el no llegar a fin de mes, los precios de los pisos, la falta de I+D... el denso mundo postPrestige. La última mancha ha sido comparada con la isla de Menorca, con lo que se la ensucia indirectamente: Menorca puede pedir daños y perjuicios por esta connotación pedagógica. ¿Cómo se puede escapar un tío acusado de tantos asesinatos? Walter Matthau y Jack Lemmon en Primera plana (la emitió La 2 anteanoche, plena madrugada), Billy Wilder siempre: su ácido corrosivo se va quedando corto ante la apabullante actualidad. USA lleva algo de retraso anunciando que quiere sobornar periodistas. El último caso de censura hispánica es el de Javier Marías. Torcer el lenguaje, todos los sabios lo dicen siempre, es la primera perversión, la primera amputación de la realidad. Así, cuando se habla de autocensura ya se está aplicando la autocensura (de segundo grado, pues). Cuando alguien --y quién no-- se autocensura, quiere decirse que sabe exactamente lo que no puede decir, lo que no le van a dejar decir o escribir o cantar, por lo tanto la autocensura, más allá del respeto a la ley, no existe. La autocensura es simplemente censura. Y ahora está más sana que nunca. Caiga quién Caiga , Gran Wyoming , ha caído por razones estrictamente "comerciales", no lo olviden. Por cierto, final de antología el de ayer. Tendemos a pensar que el mundo mejora algo, se vive más años (si se vive, y en según qué zonas) y hay más conciencia de las vastas desesperaciones que afligen a la mayor parte del mundo, aunque esa conciencia no parece que sirva para nada. Ya no se puede ni comer chocolate sin haberse emborrachado previamente. Los mitos de la infancia, como el chocolate Nestlé, se derrumban sin piedad. El mismo fármaco prodigioso que nos calma el dolor o nos alarga la vida --qué vida-- está espachurrando a millones de seres. En fin, lo de Teruel y el gordo de la lotería... El gobierno podía haber avisado de que iba a tocar ese número.

*Escritor y periodista