Como reflejaba sabiamente la vieja canción, tres son los deseos más extendidos entre todos nosotros: salud, dinero y amor. Los repetiremos mil veces en estas fiestas, tan propicias para la reflexión acerca del año que se va y tan adecuadas para establecer objetivos para el año que comienza. Dinero significa empleo para la inmensa mayoría de ciudadanos, cuya única fuente de ingresos es su trabajo. Por tanto, antes de profundizar en augurios laborales, vaya por delante nuestros mejores deseos de un trabajo generoso en cantidad y calidad con todos nosotros. Pero alejémonos del mundo de los deseos y sueños y sumerjámonos en la realidad. ¿Cómo se comportará el mercado de trabajo en España el próximo año?

El 2002 ha sido un año de actividad económica decreciente. De un objetivo inicial de crecimiento que rondaba el 3% del PIB, vamos a finalizar en torno al 2%. A pesar de esta merma en los objetivos de crecimiento, todavía lo hemos hecho por encima de la media europea y con un razonable comportamiento, además, de nuestro mercado de trabajo. Según la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, el empleo ha crecido un 1,78% en términos interanuales, lo que podría suponer un crecimiento de más de 200.000 nuevos empleos para final de año. La Seguridad Social también ha superado su cifra récord de afiliados.

Sin embargo, el crecimiento de empleo ha descendido frente a las altas tasas de años anteriores, y el número de desempleados, merced al incremento de la población activa, se ha elevado un 14,7 %. Probablemente el año terminará con casi 300.000 desempleados más que los que existían al principio del ejercicio. Moraleja: aunque se crea empleo, el incremento es insuficiente para cubrir las demandas de la nueva población activa, con el consiguiente incremento del desempleo. Un resultado agridulce, en suma, aunque podríamos destacar el hecho de que con un 2% de crecimiento de PIB se ha creado empleo, toda una novedad, dado que antes era preciso un crecimiento de casi el 3% para ello.

Y el año próximo: ¿qué pasará? A pesar del riesgo que encierra cualquier ejercicio de adivinar el futuro, me arriesgaré con algunas hipótesis. Dado que continuará el ciclo de desaceleración económica, nuestro crecimiento económico será muy inferior a las previsiones oficiales del 3% del PIB, corriendo el riesgo, incluso, de estar por debajo del 2%, lo que pondría en riesgo el saldo positivo en la creación de empleo. Sin embargo, consideramos que la inflación final del año 2003 se acercará, a diferencia del 2002, a las previsiones oficiales.

Con este panorama no podemos ser demasiado optimistas para las perspectivas del empleo. Seguirá disminuyendo el ritmo de creación de nuevo empleo, aunque es probable que el balance final sea aún positivo, a pesar de lo cual, con mucha probabilidad, volverá a incrementarse el desempleo, que golpeará tanto a hombres como mujeres, especialmente a aquellos trabajadores de más de 40 años, según la tendencia evidenciada en el presente ejercicio. Dada la menor incorporación de cohortes jóvenes al mercado de trabajo como consecuencia de la caída de la natalidad, el desempleo juvenil tendrá un mejor comportamiento relativo.

Los pilares de nuestro crecimiento económico de los últimos tiempos han sido el consumo y la construcción. Aunque esta última se mantendrá relativamente estable, es razonable pensar que no podrá sostener los fuertes ritmos de crecimiento de ejercicios anteriores, por lo que se puede incrementar también el desempleo en este sector. Pero donde más riesgo existe es en servicios e industria, muy directamente ligados a un consumo que descenderá con fuerza. Probablemente sea el sector servicios donde más se incremente el desempleo, tanto en valores absolutos como relativos.

Ant este panorama de incremento del número de parados, no resulta ni conveniente, ni justo, el plantear disminuciones del nivel de las prestaciones por desempleo, ni del presupuesto de las políticas activas de empleo. Afortunadamente, esas tentaciones parecen ya superadas. También deberemos estar muy atentos a esos hogares en los que ninguno de sus miembros trabaja, que rondarán los 500.000 a principios de año, y con una fuerte tendencia al alza. Las políticas de solidaridad y cohesión social deberán acompañar las distintas fórmulas de crecimiento. Esperemos estar equivocados en nuestros pronósticos. Ojalá el 2003 sea ese maravilloso ejercicio pintado por las previsiones oficiales.

*Exministro de Trabajo