Las confidencias obligan muchas veces a no dar nombres y apellidos, lo que lleva a algunas confusiones indeseables. Ocurrió ayer, cuando en esta misma sección se citó a un diputado popular aragonés, muy conocido en los pasillos del Parlamento porque siempre anda muy suelto de lengua. No puede haber confusiones, a este diputado se le conoce exclusivamente en los conspiraderos habituales pero dentro de la cámara apenas se le oye, porque es de los que se limitan a votar sin más concesiones a los votantes. Juega fuerte y apuesta sobre ceses seguros.