El cambio de actitud de Sadam Hussein en las últimas semanas ha sido notable. Pero no creo que se haya debido a las plegarias del Santo Padre, a las oraciones de la Iglesia Ortodoxa Griega, ni siquiera a la impetuosa y juvenil dialéctica de don Gaspar Llamazares, por muy acusada que haya podido ser su influencia. Conociendo la biografía del siniestro sátrapa iraquí más bien parece que su cambio ante las exigencias de la famosa resolución de Naciones Unidas se debe al despliegue de 150.000 soldados que se encuentran muy cerca de las fronteras de Irak.

Hay mucha gente que piensa que todos los malvados son inteligentes, lo cual no es cierto, pero sí lo es que ningún malvado se chupa el dedo. Estos 150.000 soldados y la firme actitud de Bush, al que hemos convertido en el malo de la película, ha obrado el milagro de que Sadam parezca que esté dispuesto a llevar a cabo lo que se le ha venido solicitando en los últimos once años. Y pudiera ser, ahora que Sadam lo ve todo claro, que hiciera de la necesidad virtud y cumpliera hasta la más mínima exigencia, evitando esta guerra que nadie, o, al menos, casi nadie quiere. Estados Unidos, con la eficaz ayuda de los soldados británicos, habría hecho cumplir lo que Naciones Unidas ha sido incapaz en los últimos once años, y los 150.000 soldados se convertirían en 150.000 turistas accidentales. No hace falta pertenecer al negocio turístico para saber que esto es caro, porque los soldados no se trasladan en autocar o en baratos vuelos charter, sino en portaaviones, fragatas, bombarderos, helicópteros y un montón de sofisticados aparatos carísimos de adquirir y de mantener. ¿Quién paga la cuenta? ¿Estados Unidos y Gran Bretaña? ¿Marchando otra ronda gratis a cuenta de EEUU? Sadam Hussein no es tonto, pero sin conocer la capacidad intelectual de Bush no creo que él sea de los que se presten a hacer el papel de tonto útil.Util para Europa y muy caro para Estados Unidos.

*Escritor y periodista