El 66% de los 50.000 inmigrantes que residen en Aragón tiene estudios medios o superiores pero los permisos de trabajo que obtienen les encaminan forzosamente hacia la agricultura, el servicio doméstico y la construcción, ya que raras veces se les ofrece la posibilidad de acceder a un trabajo que esté de acuerdo a su preparación. Tras décadas de perder población, Aragón ha empezado a recuperarla después de convertirse en tierra de acogida. Prueba de ello son los mil nuevos aragoneses, hijos de inmigrantes, que nacieron el año pasado, por lo que se hace indispensable integrarlos plenamente y facilitar su arraigo en su nueva casa.