El 14 de febrero de 1929 Al Capone ordenó asesinar a la banda de Bugs Moran en la que se conoce como Masacre de San Valentín. Las familias mafiosas habían llegado a un acuerdo de caballeros en cuanto a la repartición del territorio norteamericano, el negocio del alcohol clandestino florecía junto a la extorsión y la participación en la vida política de la nación más puritana del mundo. Pero a Capone no le bastaba con el acuerdo de límites territoriales. Sus muchachos, fanfarrones, analfabetos, comedores de basura, profundamente patriotas americanos, solían invadir territorios de otras familias y éstas no ocultaban su ofuscación. Para solucionar el problema, Capone, al acuerdo de zonas de influencia agregó una suerte de bula que garantizaba la impunidad de sus gangster a lo largo y ancho de la Unión. Bugs Moran replicó tajantemente que no, y terminó con varias onzas de plomo en el cuerpo.

SETENTA y cuatro años más tarde, otro puritano y patriota americano, mafioso y peor aún, manejado por mafiosos --porque sólo los mafiosos son capaces de inventar la existencia de una amenaza para justificar el latrocinio y la violación sistemática de la legalidad-- exigió del mundo una demostración de sumisión única en la historia de la humanidad: la impunidad total para personal militar y civil de EEUU en todos los países de la Tierra. La necesidad de justicia y las consiguientes iniciativas para lograrla son inherentes a la civilización. Esta es la única manera de entender la existencia del Tribunal Penal Internacional, primer paso para generar leyes que protejan a todos los seres humanos sobre la base de un precepto sagrado: todos los hombres son iguales ante la ley.

Una lectura simple y no por ello menos realista de la pretensión estadounidense reza más o menos así: si un militar, agente de la CIA o simple misionero yanqui viola a mi hermana menor de edad y paralítica, yo sólo puedo preguntarle si lo disfrutó, y disculparme sinceramente si la respuesta es negativa.

Algunos países dijeron no, entre ellos Colombia, a medio invadir con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, a medio invadir por el mayor consumidor de drogas del planeta, y Uruguay, un país pequeño que ha hecho insistentemente la prueba de la estúpida cabra de los gitanos, que sube y baja una escalera a cambio de unas migajas. Otros países que también han dicho no (no decir puede ser una forma de decir no temporalmente) se preparan a ingresar a la OTAN luego de la primera gran prueba de sumisión al imperio, como fue traicionar la unidad europea y sumarse a la cruzada anti Irak.

Letonia, Lituania, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia y Bulgaria se aprestan también para ingresar en la Unión Europea, sin que los europeos hayan sido consultados si deseaban o consideraban necesaria la ampliación.

Con su apoyo irrestricto a la agresión a Irak demostraron no entender nada de la idea de Europa como unidad económica, política y cultural, pero he ahí que hoy el imperio los castiga, juntos a Andorra, Suiza, Suecia, Irlanda y un total de 50 naciones, a no recibir ayuda militar norteamericana, por negarse a considerar que los norteamericanos son intocables, que probados criminales como Henry Kissinger o John Negroponte son impunes ante la acción de la justicia, aquí, allá y donde sea.

¿Y QUE ES NOrecibir ayuda militar? Es algo más que quedarse sin tanques o pienso para la cabra de la Legión. Toda la industria de alta tecnología norteamericana, sobre todo la de uso civil, como los controladores aeronáuticos, está en poder de la mafia armamentista de EEUU. Para fabricar un simple bypass se necesita de elementos de alta tecnología, del pago de royalties que están en manos de la industria armamentística norteamericana.

Cincuenta países que pasan a integrar el eje del mal. ¿Planea el trío de las Azores la invasión de Andorra o San Marino? Qué solos deben de sentirse Chirac y Schröder. Qué solos se sienten todos aquellos que aún sueñan con una Europa soberana, independiente y defensora de la Razón frente a la hegemonía imperial. Y al acto mafioso de las sanciones se agrega la presencia de Berlusconi en la presidencia de la UE. Si un sujeto probadamente evasor de impuestos (Al Capone lo fue), sospechosamente ligado a intereses de la mafia siciliana, con una lista infinita de juicios paralizados y que, valiéndose del cargo de primer ministro italiano promulga leyes que aseguran su impunidad, si este sujeto no es un mafioso, tendremos que inventar una nueva palabra para definirlo.

Pobre Europa, con la cabeza metida en el diccionario canalla de los eufemismos.

*Escritor.