Resulta extraño que con los mismos argumentos dos juzgados, uno de Zaragoza y otro de Huesca, hayan dictado sentencias diferentes sobre unas elecciones sindicales. Mientras el juzgado oscense ha anulado unos comicios porque no se dejó participar en los mismos a un grupo de profesores de Religión, el de Zaragoza ha rechazado la demanda al entender, como la DGA, que estos profesores no forman parte del convenio colectivo. La distorsión judicial va a generar no poca confusión en el colectivo docente y en la propia administración, pues si acata el fallo tendrá que repetir el proceso electoral en Huesca. Vaya lío.