Una de las peores cosas que tienen las mudanzas son los vacíos estéticos que dejan, véase las huellas de los cuadros en las paredes. No es el caso general de los despachos municipales, donde impera una estética casi carpetovetónica que nadie se atreve a modificar, más que por gusto para evitarse algún disgusto. Sin embargo, en algún despacho se han echado en falta unos bonitos macetones, dignos de la mejor botánica local, que probablemente están llenando un vacío estético pero que han dejado huella en el que ya ocupaban.