Me gustaría llamar su atención sobre un asunto que encuentro como mínimo chocante y sobre el que poco o nada he visto en los medios de opinión. Vivimos en un estado laico y aconfesional ¿no? Nuestros representantes en las instituciones son elegidos en función de sus programas políticos por y para la mayoría de ciudadanos de una sociedad civil sin tener en consideración las creencias y ritos religiosos. Así pues, y por citar un ejemplo reciente, para los zaragozanos, me pregunto por qué la Junta de Portavoces de los grupos municipales de la nueva y flamante Corporación, con el alcalde Belloch a la cabeza, se realiza en una sala con la "presidencia" bien visible de un crucifijo. Como digo, ésto es sólo un ejemplo de la extendida presencia --incomprensible para un laico como yo-- de este símbolo inequívoco de una confesión religiosa en el entorno público --supuestamente aconfesional-- de la representación ciudadana. ¿En qué quedan la laicidad y aconfesionalidad de las instituciones públicas y el respeto a las diversas creencias y opiniones en materia religiosa, cuando representantes públicos de todos los partidos, incluso los de expresa militancia laica como PSOE o CHA, realizan sus asambleas cual si estuvieran en una sacristía? -- Fernando Alcalde. (Zaragoza) C