La historia con las modificaciones presupuestarias del Gobierno de Aragón vuelve a repetirse. Si en el ejercicio pasado, los gastos sociales tuvieron que ser recortados para que las arcas públicas aragonesas pudieran abonar a los médicos las ventajas económicas conseguidas tras sus días de protesta, ahora ocurre lo mismo con los seis millones de euros que la DGA debe abonar a las víctimas de la riada de Biescas. Resulta que de los departamentos que más dinero ceden los que destacan son los de Salud y Consumo y Educación, Cultura y Deporte. Ahora es ya con el consejero Alberto Larraz al frente de Economía, pero da igual el titular del departamento que haya. Los recortes vuelven a ser sociales, cuando lo más lógico, y más viniendo de un Gobierno progresista y en año preelectoral, es que se ahorrara de otras partidas. Y no sirve que la de Obras Públicas se sacrifique porque, lógicamente, es el departamento inversor por excelencia.