La Conferencia Política que ha celebrado el PSOE este fin de semana en Madrid marca el ecuador de la presente legislatura y significa el inicio de un largo ciclo electoral que empieza el próximo noviembre en Cataluña, pasa por las municipales y autonómicas españolas y acabará con las elecciones generales, muy posiblemente antes de la primavera del 2008. El discurso de José Luis Rodríguez Zapatero ayer ante su partido y su acción política de los últimos meses indican que en estos momentos su principal preocupación es ocupar el centro político en España sin dejar de contentar a los sectores situados a su izquierda.

Una operación difícil pero posiblemente imprescindible para revalidar y consolidar en las urnas la ventaja aún inestable que le dan las encuestas. De ahí su nuevo juego de alianzas en el Congreso donde ha cambiado el apoyo sistemático de ERC e ICV-IU por acuerdos esporádicos con todos los grupos menos el PP, la moderación de la versión definitiva de la ley de la memoria histórica o el cambio de discurso respecto a la inmigración ilegal.

Esta operación se completó ayer, cuando el presidente Zapatero diagnosticó --de acuerdo con lo que piensan muchos españoles-- que el PP se ha desplazado a la extrema derecha, situación que le permitiría a él y al partido socialista una plácida ocupación del centro sin abandonar del todo la izquierda.