Un infarto cardíaco complicado con un edema pulmonar podrían ser la última estación del general chileno Augusto Pinochet. Otro dictador, el cubano Fidel Castro, no parece tampoco disfrutar de una salud mucho mejor. Las recientes imágenes que de él pudieron verse cuatro meses después de una "grave afección intestinal", delatan un proceso más bien terminal.

Pinochet y Castro son responsables directos de múltiples dolores y sufrimientos, y de numerosas vidas truncadas de manera violenta, y de la falta de libertades individuales y colectivas. Los tribunales de justicia no han podido con ellos; sin embargo no podrán desembarazarse del tribunal del más allá y de la historia.

Pero ellos no han sido los únicos responsables de sus atropellos a los derechos humanos: su locura siempre encontró réplica en la complicidad de sus colaboradores. Las conductas desvariadas de los dictadores y los necios comportamientos de sus fieles escuderos, lejos de oponerse, confraternizan en pos de un mismo fin criminal. A veces algunos hechos protagonizados por los hombres presentan esta cara tan amarga, cruel y devastadora.

Doctor en Medicina y Cirugía y radiólogo