El palco de honor del Zaragoza se está convirtiendo en uno de los lugares más chic de la ciudad. Teniendo en cuenta que a determinadas localidades se accede por invitación del club, hay aficionados (y menos aficionados) que tratan de posicionarse un día sí y otro también para recibir el agasajo de los anfitriones. Y ocurre, como el domingo, que el club visitante trajo muchos invitados también, y casi se rozó el lleno. El secreto del éxito radica en la cortesía, en las buenas maneras que se gastan los anfitriones, y en la merienda del descanso.