Escuchar en la radio a José Antonio Labordeta cuando está sembrado es un recomendable ejercicio de salud mental. Pasó en el programa de Ángels Barceló, en la SER, que se emitía desde La Aljafería. Oí la parte final, cuando intervinieron el alcalde de Zaragoza y el cantautor, en plan pareja de hecho, divertidos y amenos; haciendo gala de ese humor especial y tan nuestro conocido como retranca. Hubo un momento en que la periodista catalana dijo lo sorprendente que le parecía que el PSOE gobernara con el PAR en un sitio y con la Chunta en otro. A lo que Belloch respondió rápido como una centella: "Sí, pero Marcelino me envidia el socio". Las carcajadas resonaron espontáneas en el estudio. A Labordeta le preguntaron que por qué se había metido en política y contestó que por no saber decir que no. "Mi suegra me dice que de haber sido mujer hubiera sido puta porque no sé decir que no". Más carcajadas. La verdad es que oyéndoles te partías de risa, y daba la impresión de que la Barceló hacía tiempo que no se lo pasaba tan bien en directo. Por eso son de agradecer este tipo de intervenciones desinhibidas y frescas. Como cuando Labordeta dijo que lo de hacer una tortilla con patatas fritas de bolsa era cosa de los catalanes, pero que lo había probado y funcionaba. Y es que la retranca es el palo grueso que se aplica como freno al eje de una de las ruedas del carro. Lo que aplicado al humor aragonés significaría ganicas de incordiar con ingenio y quitando hierro al asunto. Pues eso: en política menos solemnidad y más humor.

Periodista y escritora