Ser portavoz parlamentario del PSE debiera reunir la condición de la serenidad y la mesura en los comportamientos políticos. ¿Cuál es la razón por la que José Antonio Pastor ha abierto la caja de los truenos al revelar que el Gobierno trató de reunirse con ETA y la organización terrorista no contestó? Hasta el momento de escribir estas líneas, Pastor no ha sido desmentido directamente por ninguna voz autorizada de su partido ni del Gobierno. El secretario de organización del PSOE, José Blanco, ha despachado el asunto sin referirse directamente a él con una frase críptica y lapidaria que tan de moda están en la política cuando no se quiere o no se puede decir nada: "Hay mucha gente que no sabe lo que habla y los que sabemos no hablamos".

Este incidente vuelve a poner en primer plano el cúmulo de dudas que suscita la forma en la que se está conduciendo este proceso en el que los dirigentes del PSE en el País Vasco celebran reuniones con Batasuna mientras otros intermediarios dialogan o se comunican con ETA. Como sucede que la sensaciones que el Gobierno y ETA no coinciden en absoluto en los contenidos que pudiera tener un acuerdo, la conclusión difícilmente evitable es que José Antonio Pastor y sus compañeros habrían trasladado, en su entusiasmo por tener éxito en esta negociación, expectativas que no son sólo de imposible cumplimiento, sino que además ni siquiera se pueden discutir en una mesa de negociación porque la opinión pública no lo soportaría.

Periodista