El presidente del Gobierno cerró ayer el año político 2006 con una comparecencia sorpresa al término de la reunión ordinaria del Consejo de Ministros. Y lo hizo, como no podía se de otra manera tratándose de Rodríguez Zapatero, con un mensaje de claro optimismo sobre el tema que trae de cabeza a su partido, a sus socios, a la oposición y a los medios de comunicación de todas las tendencias: el proceso para un final dialogado de la violencia de ETA. Usó para ello una afirmación tan sencilla como contundente: "En materia de terrorismo, dentro de un año estaremos mejor que hoy".

EJERCICIO DE FE El problema es que el presidente no aportó ni un solo dato para respaldar sus buenos augurios. Es comprensible que, ante los desmesurados ataques que desde casi todos los flancos sufre el proceso, Zapatero dé la señal inequívoca de que el Gobierno mantiene la expectativa de la paz. Pero con esa actitud invita a la opinión pública casi a un ejercicio de fe.

Ni el reciente robo de pistolas en Francia, ni los sucesivos episodios registrados de kale borroka, ni la tozuda actitud de Batasuna parecen hacer mella en la intención de Zapatero de seguir adelante con sus planes de dialogar con la banda. Y tampoco la dura oposición del Partido Popular en este asunto ni los malos datos para el Partido Socialista Obrero Español que apuntan algunas encuestas.

RESPETO A LA LEY Desde este diario seguimos manteniendo que el Gobierno hace bien en intentar sacar el proceso adelante, pero siempre con las condiciones marcadas por el Congreso y con el respeto a la ley en lo que afecta a la legalización de Batasuna. Sin tener datos para ser tan optimistas como el presidente, reconocemos su derecho a perseverar en el intento, toda vez que es una realidad que ETA sigue sin matar y mantiene, aunque con matices, el alto el fuego permanente.

BALANCE ECONÓMICO En cuanto al resto de la exposición de Zapatero, fue la típica de un dirigente que puede presentar un buen balance económico y que ha conseguido cumplir la parte sustantiva de su programa. La economía española va bien --evidentemente, no por los méritos exclusivos del Gobierno ya que la participación de los agentes sociales es fundamental-- y parece que las políticas correctoras son las adecuadas. Asimismo, las acciones sociales del Ejecutivo tienen el tono que cabía esperar del partido socialista.

Por todo ello, el presidente se dispone a agotar la legislatura, es decir, a llegar a marzo del 2008. No falta mucho, pero tiene ante sí el peligro de quedar desbordado por la que puede ser su gran baza o su tumba: el terrorismo de ETA.