Toca baño de españolismo en Moncloa. En mal momento abre las manos Juan José Ibarretxe ante el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, el gran valedor de la España plural. Sí, pero también de la "España serena", proclamada en Toledo el pasado fin de semana, que, según sus portavoces oficiales prepara serenamente el "va a ser que no" de este martes.

Frente al Ibarretxe bis --segundo intento de encontrar en el laberinto vasco una vía hacia el soberanismo, aunque sea forzando las costuras del ordenamiento jurídico-- Rodríguez Zapatero ya anunció el miércoles pasado que actuará como en la ocasión precedente. Después de hacer ese anticipo, Zapatero aprovechó la oportunidad para pedirle al principal partido de la oposición que deje de incluir en la reyerta política diaria aquellos temas en los que hay consenso pero no lo parece, como consecuencia del empeño del PP en crear climas artificiales de opinión.

La queja de Zapatero está justificada. Pero también es cierto que la torpeza del Gobierno y del PSOE les lleva a perseguir a garrotazos esas sombras chinescas que el PP genera de modo artificial. Por eso los barones socialistas, en la cumbre territorial celebrada en Toledo el pasado fin de semana, pidieron a los estados mayores de Zapatero que encuentren la forma de imponer su agenda y dejen de perseguir las liebres que sueltan el PP y sus medios afines a modo de señuelo.

Se ponen en evidencia y al final se demuestra que al PP no le sale tan rentable lo de crear climas artificiales a falta de temas de verdadero calado para hacer oposición. Véase lo ocurrido el viernes pasado con los abucheos al presidente del Gobierno. La previa apelación institucional al orgullo de los españoles se volvió en contra de Mariano Rajoy. No por los abucheos en sí mismos sino por el momento elegido, justo cuando se recordaba a los caídos. En el pecado estaba la penitencia. Sin embargo, los destemplados bastonazos verbales de Fernández de la Vega y José Blanco contra el vídeo de Rajoy ya habían trasladado a la opinión pública la sensación de que el Gobierno volvía a ponerse a la defensiva.

Y eso es lo que no puede volver a ocurrir en el caso Ibarretxe, donde el "no" de Zapatero refleja el total acuerdo de fondo PSOE-PP, aunque no faltarán quienes insistan en fabricar sombras chinescas para que parezca todo lo contrario.

Periodista