Zaragoza y su Virgen se vistieron de flores y azul celeste el pasado día 12. 400.000 participantes en la Ofrenda y 10 millones de flores para la Pilarica. Un récord. Fue una jornada de sol y viento suave, de avionetas y capullos de rosa, de multiétnicos infanticos de voces blancas y pieles de todos los colores, de mantones y cachirulos, de consenso. Armonía en Zaragoza, con la consejera de Cultura del Ayuntamiento Pilar Alcober vestida de jota y Matarraña (o así). Zaragoza: capital de España y de la Hispanidad el año antes del centenario de la Exposición Hispano-Francesa y del bicentenario de sus Sitios.

Pero el día 12 y las fiestas también tuvieron su lado menos amable, menos redondo: retenciones y vías cortadas, calles más ruidosas y sucias de lo razonable, desconcierto y desorden en Interpeñas y Valdespartera a la hora de coger los autobuses de madrugada, la ausencia de Sabina y Serrat.

Dijo el alcalde Belloch que estas Fiestas habían sido un ensayo general de los servicios municipales de cara a la Expo. Habrá tomado algunas notas. Hay cosas que mejorar. Que nadie se descuide ni embelese.

Doctor en Medicina. Radiólogo