Siemens está dando un claro ejemplo de la frialdad que demuestran las multinacionales. Anunciar el cierre de la planta de Zaragoza, con 310 empleos, y ofrecer puestos de trabajo en otros lugares del país es, como dicen los trabajadores, "inmoral". Cada empresa es muy libre de hacer lo que considere más loable para sus intereses, pero no se puede jugar así con las personas. Y menos cuando la misma multinacional dice que la crisis se resolverá con "diálogo". Con esta actitud empresarial es muy difícil que los trabajadores confíen en algo positivo de la mano de Siemens, y sobre todo, ¿qué entienden por diálogo?