Aragón crece básicamente en sus localidades de más de mil habitantes. Lo hace de forma armónica en las tres provincias (con porcentajes de incremento demográfico que rondan el 7%). Y lo más significativo, si se estudian con detenimiento los datos estadísticos publicados en el último anuario de la Caixa, es que se viene produciendo una clara tendencia a la urbanización de los aragoneses, en un proceso marcado siempre por la influencia de Zaragoza capital. Por encima de otros condicionantes, la capacidad de atracción de las áreas más pobladas se impone. Es obvio que sin una masa crítica previa es muy difícil ganar terreno. De hecho, los municipios de menos de mil habitantes tanto de la provincia de Zaragoza como de la de Teruel continúan viendo como decrece el número de sus habitantes.

EL INFLUJO DE LA CAPITAL Que la capital aragonesa marca el paso lo indican muy claramente tanto el poderoso desarrollo de las localidades ubicadas en sus alrededores como el de aquellas otras que ofrecen a la gran urbe espacios para las vacaciones y el contacto con la naturaleza. Las tres poblaciones de la Comunidad que más han visto aumentar su población en los últimos cinco años son precisamente Cuarte de Huerva (96,5% de incremento), María de Huerva (123,9 %) y La Muela (125,8%), seguidas por La Puebla de Alfindén, Pinseque o Cadrete. Es la periferia de Zaragoza o mejor su área metropolitana la que lidera un crecimiento demográfico y económico cuyo epicentro real no es otro que la potencia de la capital.

De la misma manera, en Huesca y Teruel los aumentos de población más significativos se sitúan en localidades cuya principal actividad se dirige al turismo, las segundas residencias y las actividades recreativas (actividades dirigidas a una clientela urbana). Es lo que ocurre en el Pirineo con Aínsa, Benasque y Sallent, o en Teruel con Mora de Rubielos y otros pueblos.

CONCENTRACIÓN No caben demasiadas dudas respecto a la tendencia de las gentes a instalarse en núcleos de población de cierto volumen o próximos a alguna concentración urbana. Sería interesante analizar hasta qué punto esta condición es incluso más importante que la oferta de empleo u otras ventajas de naturaleza estrictamente económica. Hay que tener en cuenta que en todo Aragón las tasas de desempleo sobre población total sólo superan el 4% en tres enclaves: Borja (justo en el 4%), Illueca (4,3%) y Utrillas (4,7%). En ninguna de las tres localidades se ha producido sin embargo un desplome demográfico. En cambio, núcleos industriales como Leciñena pierden habitantes aun estando próximos al pleno empleo.

Al final será la ciudad la que salve al campo.