Después de una semana tortuosa, la plantilla del Real Zaragoza ha hecho terapia de grupo para enfrentarse mañana con más brío al Villarreal. Los jugadores saben que solo un buen resultado en La Romareda puede limar las tensiones que se han vivido los últimos días, y trataron de aventar cualquier diferencia en torno a una mesa y una buena comida. Ayer el presidente del club quiso contribuir a sellar la paz entre la plantilla, y se reunió en solitario con los jugadores para darles ánimos. Sorprendió, y mucho, que no le acompañara Agapito Iglesias.