Salvando las distancias, que tampoco son tantas lamentablemente, la naturaleza y la situación de la Franja de Gaza se asemejan a las de los guetos judíos que los nazis del III Reich implantaron, sobre todo, en las grandes ciudades polacas.

INCLUSOesos cohetes artesanales y esos subfusiles que los de Hamás enfrentan a la poderosísima máquina militar israelí evocan el armamento de fortuna que los habitantes del gueto de Varsovia emplearon en su desesperada insurrección de la primavera de 1943. Las distancias entre aquellos terroríficos sucesos aledaños a la Solución Final y estos que hoy vuelven a turbar las conciencias son, desde luego, muchas, pero no tantas como para que en esas conciencias no prenda una escalofriante sensación de dejá vu.

ENCERRADOS, hacinados, empobrecidos, controlados, despojados de los bienes necesarios para la satisfacción de las necesidades consideradas básicas (alimentos, combustible, medicinas...), amenazados continuamente por una fuerza militar apabullante, los habitantes de los territorios llamados de la Autoridad Palestina reviven parecida angustia e impotencia a las que sintieron las miles de familias e individuos en aquellos guetos infamantes.

EL DESPRECIOpor la vida, la brutalización de los civiles, el culto a la fuerza que exhibe el pueblo dominador, el ejército dominador e invasor más exactamente, son también similares. Pero lo más parecido de todo, lo que más liga a un gueto con otro, es la pasividad con que la comunidad internacional asiste a la masacre.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la psicología del comportamiento israelí respecto al pueblo palestino, el maltratado que maltrata, y puede que, en efecto, algo de eso haya. Lo que es seguro, sin embargo, es que en los territorios de la Franja de Gaza resucita la figura inhumana, infernal, del Gueto.

Periodista