Todavía no sabemos si los políticos catalanes se han posicionado como algunos de los comentaristas mediáticos sobre la ranchera de Oregón TV a lo Rocío Dúrcal, pero con letra propia. Aquí, sí. En los despachos del Pignatelli ha gustado la ironía, el fondo y la forma. Quizá porque los próceres aragoneses, afortunadamente y sin que sirva de precedente en otros espacios, no son intocables para la cuadrilla de humoristas que cada día galopan con más soltura en Oregón.