Opinión
Daño irremediable
Zapatero ha anunciado un recorte sin precedentes en los derechos sociales y laborales, pero ha hecho mucho más, ha quemado el futuro de su política, ha producido un daño que no podrá reparar.
Lo primero que nos viene a la cabeza a todos es que la crisis la vamos a pagar quienes no la hemos producido, pensionistas, trabajadores y, en general, las personas con menos recursos. Y esto es radical y conceptualmente injusto. Las fechorías las deben pagar y reparar quienes las cometen. Porque si no, ¿Qué motivo van a tener para no repetir su fechoría?
Mientras tanto, los análisis de quienes nos gobiernan, se dedican, en el mejor de los casos, a criticar a los especuladores internacionales, que por su potencia económica ponen en riesgo a naciones enteras con sus operaciones financieras. Pero no hacen leyes para combatir la especulación, para impedirla. Los especuladores siguen en sus puestos, son parásitos sociales, chupasangres.
Pero siendo esa injusticia mencionada anteriormente grave, no es lo más grave que ha provocado Zapatero con su propuesta de recorte. Dos al menos son los asuntos especialmente graves.
El primero es su fiabilidad. Hace pocos meses firmó unos acuerdos con los funcionarios que ahora ha decidido incumplir. Romper una palabra dada es la mejor manera de imposibilitar acuerdos futuros. Porque quien a partir de ahora se siente frente a Zapatero para acordar algo, tendrá el recelo de que aunque lo acuerde, puede que no se cumpla. Y quien manifiesta, como el presidente, que su política se basa en la negociación y el acuerdo con los agentes sociales, ese incumplimiento dinamita uno de los pilares de su propuesta política.
El segundo problema grave es que la decisión la toma porque se lo han impuesto los poderes financieros, y dicen que también se lo ha aconsejado Obama. Pero los de la pasta no se presentan a las elecciones. Uno puede pensar con cierta amargura que para qué vale votar a Zapatero si luego los que deciden son otros.
Pero lo que ha quedado irremediablemente dañada es la credibilidad de Zapatero. Porque decir hace dos días que no iba a rebajar derechos sociales y laborales, y ahora hacer esto, destroza la imagen de cualquier político, y lo que es peor, socava la credibilidad de la política. Asquea, desespera y desanima a la población. Pero no sólo el presidente resulta perjudicado. Nos perjudica a todos los que de un modo u otro nos movemos en este mundo político.
Si Zapatero honradamente pensaba que los derechos sociales y laborales no había que tocarlos y alguien con más poder le obliga a hacerlo, lo correcto es denunciarlo y dimitir. Hay que decir que no puedo cumplir con mi palabra por esto y por lo otro, y se va uno a su casa tan ricamente. Yo eso hubiera hecho. Porque las propuestas políticas son un contrato con la ciudadanía, que pone en determinados puestos a los políticos en función de lo que han prometido hacer. Si no puedes cumplirlo, por motivos ajenos a tu voluntad, hay que volver al punto cero, presentar nuevas propuestas políticas de acuerdo a la nueva situación y la ciudadanía debe decidir. Colar el recorte de derechos incumpliendo tu promesa de no hacerlo, es una traición, un incumplimiento de contrato.
Coordinador IU Teruel
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