Desde hace ya más de dos semanas, los diarios de referencia de la prensa mundial siguen con gran atención la liberación, o destierro, según algunos, de presos cubanos. Los horrores por ellos sufridos en su cautiverio han llegado a las primeras planas de los principales diarios europeos y norteamericanos.

Y sus analistas han tratado de encontrar las claves políticas del hecho y, sobre todo, de comprender si este es el primer paso de un proceso de liberalización real. Pero con escaso éxito: ninguno de ellos se ha atrevido a pronosticar lo que va a pasar en Cuba ni a descartar la posibilidad de una nueva involución.

Un editorial de The New York Times ha reconocido sin ambigüedades esa incapacidad: "Cuando Raúl Castro llegó al poder en el 2006, hubo esperanzas de que las cosas podían cambiar. Lo han hecho muy poco. No estamos seguros de porqué Raúl Castro ha decidido liberar a estos presos ahora, pero puede que esté tratando de mejorar su imagen internacional. Estados Unidos tiene que establecer junto a Europa una estrategia para acabar definitivamente con esta pesadilla".

Mucho más tajante ha sido el editorial de The Washington Post: "Es un gesto marginal y no debemos hacernos ilusiones de que augure cambios políticos fundamentales. El régimen de Castro tiene una larga historia de concesiones tácticas en materia de derechos humanos destinadas más a ganar tiempo que a reformarlo. La liberación de estos días encaja en ese patrón".

"No es casual que haya llegado una semana después de que el comité de Agricultura del Congreso haya aprobado rebajar la prohibición de que los ciudadanos estadounidenses hagan viajes turísticos a Cuba y hacer más fácil la venta de productos alimenticios a la isla". "Obama, acertadamente, ha decidido vincular los eventuales cambios en la política estadounidense de sanciones a que se den pasos significativos hacia la democracia y la libertad en Cuba. Esas condiciones están muy lejos de ser cumplidas".

NO MENOS escéptico se ha mostrado John Paul Rathborne, el director del área latinoamericana del Financial Times: "El gesto de La Habana plantea más preguntas que respuestas. El régimen ha hecho muchas veces concesiones en materia de derechos humanos que luego han sido totalmente eliminadas. Esta liberación no implica la promesa de cambios políticos futuros. Sin embargo, es significativa. Constituye, ante todo, una importante victoria del movimiento cubano de derechos humanos. Pero también ha de contemplarse en el marco del penoso panorama económico cubano. Las reformas en ese contexto han sido patéticamente pequeñas. Y ello se debe, entre otras cosas, a que no hay dinero para hacerlas. Por el contrario, las reformas políticas no tienen costes financieros. La liberación de prisioneros puede incluso suponer un ahorro. Conlleva el riesgo de que otros cubanos se animen ahora a protestar. Pero el precio por hacerlo sigue siendo muy alto. Encarcelar a los disidentes tiene como objetivo principal impedir que su voz se oiga en Cuba. Mandándolos al extranjero se obtiene el mismo resultado".

TAMBIÉN el editorial del diario francés Le Monde ha llamado a la prudencia: "La diplomacia española espera que la Unión Europea revise su posición. La UE no debería precipitarse, porque los avances pueden tardar mucho en llegar. ¿Cómo interpretar la multiplicación de las apariciones públicas de Fidel Castro en estos días?

Algunos creen que lo que el comandante ha querido decir es que velará personalmente porque la liberación de presos no sea interpretada como un cambio de rumbo del socialismo cubano. La historia muestra que cuando se agravan las dificultades, el régimen se endurece. Por ejemplo, librándose de sus oponentes y mandándolos al exilio".