Debe ser cierto que en el Comercio aragonés (y en particular el zaragozano) UGT, CCOO y OSTA no son tan influyentes como los sindicatos amarillos que funcionan en dicho sector de acuerdo con la patronal de las grandes superficies. Mas parece razonable que las centrales de clase, por muy tiradas y desconcertadas que estén, intenten agrupar fuerzas y oponerse a la apertura de los establecimientos el 23 de Abril, Día de Aragón y Sábado Santo. Los trabajadores afectados (los que se atreven a dar la cara) alegan que les van a partir un puente gracias el cual dispondrían de tres días seguidos de fiesta. Podrían ser cuatro, pero eso resulta inalcanzable en un ámbito laboral donde los contratos basura, los sueldos submileuristas, el trabajo de horas extra por la cara, la actividad de mañana y tarde seis días a la semana y otras maravillas son moneda común.

Las autoridades aragonesas creen, sin embargo, que tener trabajo en estos tiempos es un privilegio, lo cual exige a sus beneficiarios un poquito de alegría y un mucho de dedicación. ¿Horarios?, ¿festivos?... ¡Anda ya! Es evidente la consolidación de los mensajes destinados a convertir la crisis en una factura sin contemplaciones que los trabajadores tienen que pagar meando sangre si menester fuera. Ya lo ha dicho ese dechado de virtudes empresariales, ese águila de los negocios hundidos, ese barón de la destrucción de empleo llamado Díaz Ferrán, flamante presidente (todavía) de la CEOE: hay que currar más y ganar menos. Natural, ¡a ver si el personal, en vez de agradecer el empleo que disfruta, pretende disponer de ratos de ocio, momentos familiares y otras zarandajas!

Que un individuo como el tal Díaz, en vez de estar respondiendo de sus manejos ante los tribunales, ande por ahí sentando cátedra resulta terriblemente surrealista, alucinante. Como lo es la putadica del 23-A. A este paso, aquella coña mía de que la mejor manera de atajar el paro es que los trabajadores paguen en vez de cobrar se ha de convertir en ley. Por lo visto, picar ya no es un castigo divino sino un regalo de la fortuna. Así que los espabilaos releen la Biblia. Ganarás el pan con el sudor... del de enfrente.