EL PERIÓDICO DE ARAGÓN cumplió ayer 20 años, completando dos décadas apasionantes de compromiso con la información y de vocación de servicio hacia sus lectores. La efemérides ha de servir necesariamente como punto de partida para afrontar una nueva etapa que posibilite al diario mantener invariables sus valores fundacionales y afianzar sus objetivos. En un escenario de reconversión del sector de los medios de comunicación, fruto de las cambiantes necesidades sociales y de la fascinante implantación de nuevas tecnologías, el rotativo aragonés del Grupo Zeta aspira a mantener la simpatía de los lectores y la respuesta de los anunciantes. Consolidar la impronta de una cabecera influyente, útil y precisa para la conformación de opinión pública y para el asentamiento de una identidad colectiva seguirá siendo el camino a seguir dentro de la fortísima revolución de los modos tradicionales de acceso a la información en la que nos sentimos inmersos.

PARA CONSEGUIRLO, EL PERIÓDICO incidirá en las fortalezas obtenidas gracias a la confianza demostrada por los aragoneses durante estos 20 años. La singladura ha dejado una huella profunda en la forma de ejercer el periodismo reciente en Aragón, con la dedicación de decenas y decenas de profesionales que han gozado de un espacio para un ejercicio libre y digno. La consecuencia lógica ha sido el enriquecimiento de la pluralidad informativa en un territorio que en 1990, con el nacimiento del diario, estaba ansioso de nuevos impulsos. Inmerso como andaba Aragón en un vertiginoso proceso de cambio institucional, social y político, con el florecimiento de las comunidades autónomas como espacio organizativo cercano, sensible y eficaz, el papel de los medios de comunicación ha sido fundamental para la divulgación de los cambios y para la identificación de las oportunidades. Buen ejemplo de ello, quizás el mejor pecando de inmodestos, ha sido EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, sensibilizado siempre con las causas comunes y con el interés global de la comunidad autónoma.

El panorama informativo ha cambiado notablemente durante estas dos décadas. La variedad de soportes y la facilidad de acceso al flujo convencional de noticias han obligado a los medios de comunicación de masas, y especialmente a los diarios de papel, como el nuestro, a establecer nuevas prioridades y a mejorar el abordaje de los asuntos de interés general. La clave, desde hace unos pocos años, ya no reside solo en contar qué sucede, sino en ayudar a los lectores a entender cómo y por qué pasa. Además de mantener veracidad, rigor y oportunidad en la elaboración de las informaciones, es obligación del periódico del siglo XXI escrutar la realidad para presentar noticias que vayan más allá y que se alejen del periodismo convocado, de las noticias convenientes solo para las élites, indagando en los fenómenos incipientes e identificando nuevas tendencias y sensibilidades.

En estos 20 años hemos transitado de un panorama de relativa escasez de información a otro de sobreabundancia, donde la selección de los contenidos verdaderamente relevantes es esencial como mecanismo de ayuda a los ciudadanos. Además de preocuparnos por desvelar lo que ocurre estamos hoy más obligados que nunca al siempre difícil ejercicio de la valoración periodística. La revolución de internet ha ampliado las posibilidades informativas, permitiendo el acceso inmediato a innumerables fuentes. Solo las fiables, desde pautas profesionales, reconocibles y serias, seguirán siendo referencia en la jerarquización de las noticias. EL PERIÓDICO desea mantenerse como cabecera de referencia de un número creciente de aragoneses, canalizando las noticias y permitiendo a su audiencia incorporarse como agentes activos, y no como meros receptores, en su proceso de elaboración.

Nuestras páginas, físicas y ahora también electrónicas a través de la edición digital, seguirán abiertas sin excepción a todas las entidades y organizaciones que con su quehacer cotidiano ayudan a enriquecer los debates públicos. Solo con esta formulación se puede realizar un diario de amplio espectro que defienda la equidad, la justicia, las libertades individuales y las aspiraciones colectivas del Aragón del 2010 en adelante. Y con este criterio habrá de seguir confeccionándose un periódico que anhela un país más avanzado, mejor informado, plenamente desarrollado y capaz de asumir retos más ambiciosos.

TOCA CONJURARSE en la definición de un modelo que permita a nuestro diario vivir con buena salud otro periodo al menos tan extenso y fructífero como el cubierto hasta ahora. Vemos las procelosas incertidumbres propias de momentos de crisis y de cambio como un acicate y no como un mero inconveniente. Los medios de comunicación de masas seguiremos siendo un elemento fundamental para conformar opinión pública, elemento esencial en la configuración de las democracias avanzadas. Y esto será así siempre que sepamos detectar las expectativas de los ciudadanos que delegan su derecho público a la información en cabeceras y en equipos de profesionales comprometidos y capaces.

Para conmemorar la efemérides, nuestro diario entregó ayer a los lectores un suplemento especial que recoge los acontecimientos y los sucesos más destacados de las dos décadas. Aprovecho estas líneas para agradecer las felicitaciones recibidas estos días y para brindar con todos los lectores y los anunciantes de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN con el vino con el que hoy les hemos obsequiado.