La candidata popular al Gobierno autonómico, Luisa Fernanda Rudi, ha opinado que el PSOE aragonés está haciendo uso y abuso de las instituciones a fin de mejorar sus expectativas electorales, y no le falta razón. El nombramiento o nominativa designación de Eva Almunia, próxima rival de Rudi en la arena autonómica, como consejera de Presidencia del Pignatelli, no puede interpretarse como un impulso o beneficio a la administración pública, sino en mera clave electoral.

La aspirante conservadora ha atacado por ese flanco al comprender que la estrategia socialista ha pasado del caos al orden, de la ineficacia a la resolución, de dispersar sufragios a fijar el voto.

Los tres largos años de indecisa indefinición transcurridos desde que Iglesias anunciase que no iba a volver a presentarse se han resuelto con dos nombramientos --el de Almunia como consejera y el de Iglesias como secretario de Organización--, y con una campaña de imagen. Súbitamente, como por arte de magia, don Marcelino y doña Eva han transmutado sus destinos, proporcionando al PSOE un nuevo cariz y, yo diría que milagrosamente, manteniendo sus siglas al frente de las consultas de intención de voto.

En estos momentos, el PSOE aragonés cuenta con tres activos en la política nacional (Iglesias, Almunia y Juan Alberto Belloch), por uno el PP (Rudi).

Volviendo al sutil tamiz que divide lo público de lo privado, la institución del partido, no será fácil, a partir de ahora, distinguir a la Almunia consejera de la Almunia candidata. Si la hubiesen nombrado responsable de Agricultura sería más sencillo, pero, al gestionar Presidencia, sus materias presentes y futuras se fundirán en una sola corriente, como en el mar la desembocadura de un río, como el huevo y la gallina o la pulpa y la piel.

Nadie duda que desde el Gobierno autonómico Almunia crecerá como candidata y todos sabemos que esa estrategia no es ética ni inmoral, sino todo lo contrario. Los populares pondrán su lupa sobre la transparencia de tan frágil cristal, pero tampoco resultará sencillo, para la oposición, discernir las consecuencias de sus actos, el impacto de sus presencias, la intencionalidad de su agenda.

Al no quedarse en la cocina con la pata quebrada, hay riesgo de que Almunia meta el cuezo y se abrase en el horno de las noticias calientes. Dependerá de ella.

Escritor y periodista