Palpar el nombre de su padre en letras de acero huecas le ha producido a José Luis Balagueró una sensación extraña e indescriptible, porque después de"tanta mierda" como hemos tenido que soportar percibir un ramalazo de alegría resulta casi pecaminoso. El caso es que a sus 80 años, José Luis y su hermana Amparo se reencontraron ayer con ese padre que un día de 1936 les fue arrebatado de su casa en Romanos, donde ejercía como maestro. Tenían cinco y cuatro años y recuerdan "como si fuera hoy" cómo corrían detrás de la camioneta que se llevaba a su padre y cómo su madre se trasladó a Zaragoza para llevarle comida a la cárcel. Lo hizo todos los días durante mes y medio. Los verdugos la admitieron sin rechistar pese a haber fusilado al maestro el mismo día de la detención. La mierda a la que se refiere José Luis, un magnífico pintor con obra permanente en el Reina Sofía y en el Evanston Art Center de Chicago, no se detiene. Ayer mismo, el taxista que le conducía de la estación de Delicias al cementerio de Torrero recriminó la creación de un Memorial para las 3.543 víctimas republicanas de la fosa común. ¡"Qué ganas de remover"!, dijo. Y José Luis, que vio morir a su madre de 97 años sin saber dónde estaba su marido, no se sintió con fuerzas para enfrentarse a semejante tipo. Llegó destemplado al cementerio pero se recuperó pronto: "Ha sido precioso, aún no me creo que el Memorial esté respaldado por todos los grupos políticos". Se fue de buen talante. En febrero volverá para hacer una exposición antológica en el Camón. Después de tanta mierda- Periodista