Estas pasadas fiestas del Pilar han sido un tanto raras, hasta el cartel anunciador de este año era extraño lleno de sombras chinescas. Jerónimo Blasco, consejero de Grandes Proyectos del Ayuntamiento de Zaragoza, decía que aunque las fiestas no han sido nada del otro mundo, ha habido mucha participación, y es verdad, la gente necesita alguna distracción y somos de bien conformar. Tanto que el día del pregón falló el audiovisual de José Antonio Labordeta, se cortó en varias ocasiones o quizá se atragantó el propio cantautor cuando entonando el Canto a la libertad, en el ayuntamiento se le negaba la entrada al grupo de cómicos de Oregón TV. Paradójico ¿no creen? Aunque el alcalde Belloch saliera días después intentando arreglar la situación, posicionándose como salvador del gran error e invitando a José Videgaín, productor del programa, a que ante otra situación parecida le llamase a él, dejando a Jerónimo Blasco, responsable de la acción, en una situación un tanto incomoda. En mi tierra los papeles asignados a figuras como Blasco, que son los que ayudan a otras a fastidiar a una tercera, ejercen un oficio mal visto. Blasco, ahora, puede que vaya recitando los versos de Machado: ¡Oh soledad mi sola compañía- que el vocablo diste a mi voz que nunca te pedía!... Se le fue la consejera Pilar Alcober, también Michel Zarzuela, ahora todo para él, incluso la elección "a dedo" del arquitecto Monclús y las irregularidades que han ido saliendo en torno a lo pagado y a los informes de la futura Expo 2014. Pero no creo, seguro que Blasco tiene muchos a su favor. No obstante, la política es lo que tiene, hoy nos suben a la categoría de un gran jugador de primera como Messi y otro día nos asignan un oficio ingrato y denostado. C´est la vie.

Pintora y profesora de C.F.