La hambruna en muchos países de África donde mueren millones de niños como consecuencia de un sistema capitalista mundial que condena a una muerte segura a los que son prescindibles, la pandemia de sida que se ceba con los más pobres, la represión en Siria, la misión imposible de Afganistán, los millones de parados en Europa, y entre ellos una juventud más preparada que nunca, que ve pasar la vida con pocas expectativas de futuro o atados a una hipoteca de por vida? Son tantos los problemas que nos afectan, y tan graves, que cuando se observan los términos del debate político en nuestro país, es fácil entender el porqué del poco aprecio que los españoles manifiestan por los políticos y por los partidos. El inefable González Pons, con su sonsonete del adelanto del adelanto, su obsesión por culpar a Zapatero hasta de las tormentas de verano y últimamente empeñado en el desprestigio sistemático de Rubalcaba utilizando el insulto sin ningún recato y el engaño y la mentira, la distorsión de los hechos, y todo ello para asegurarse el triunfo electoral. En el otro bando, que es el mío, también hay inefables como Bono, que suelta la original ocurrencia de un gobierno PP-PSOE, como si la tercera guerra mundial hubiera estallado. Quizás pensaba en él mismo como presidente de ese Gobierno o seguir en el mismo sillón hasta que pase a mejor vida. O en ocupar la embajada en el Vaticano, o en ser el próximo Defensor del Pueblo. Necesitamos otra forma de hacer y de estar en la política. Algunos políticos profesionales dan grima. Y mucha.Profesor de universidad