En la misa celebrada ayer en la plaza del Pilar con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud la temperatura puso a prueba la fe de muchos. Algunos jóvenes, italianos por las pintadas que les identificaban, decidieron recogerse en los porches y echar una cabezadita mientras se desarrollaban los actos. Y es que la noche veraniega es proclive a la diversión y no es fácil llegar a todo. Se supone que el pecado no pasará de venial y la penitencia será leve.